Más importaciones y recorte de impuestos, la estrategia de Caputo para bajar más la inflación

Casi recurriendo al lenguaje futbolero, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que en la Argentina hay «precios adelantados». E insistió en que el dólar no está retrasado en la Argentina. Aunque reconoció que hay valores que están caros en dólares.

Con la inflación instalada por encima del 2%, y una perspectiva aún mayor para marzo por la incidencia de factores claves como la carne, los analistas empiezan a evaluar qué estrategias le quedan al equipo económico para seguir reduciendo el costo de vida, una variable central para bajar la pobreza.

Luis Caputo busca bajar la inflación definitivamente: las anclas que le quedan

Para evitar un repunte inflacionario, el Gobierno ha tomado decisiones claves como la postergación de aumentos en impuestos a combustibles y servicios públicos. También ha reducido el ritmo de la devaluación mensual del peso, pasando del 2% al 1% en febrero de 2025.

La pregunta es qué estrategias le quedan a Caputo para seguir alentando una baja en los precios. Según la lógica del Gobierno, la clave pasa por una mayor competencia y rebaja de impuestos. Para lo primero, lo que se espera es que continúe abriendo las importaciones. Para lo segundo, el siguiente paso que daría el equipo económico es reducir el impuesto a los débitos y créditos bancarios, que afectan en especial a las pymes.

Uno de los focos donde tiene puesta la mira Caputo es la falta de competencia que persiste en distintos sectores de la economía, que lleva a que el empresario coloque precios más altos que en otros países. Como ejemplo apunta a los textiles, un sector que, considera, ha sido protegido en exceso durante décadas.

Desde el sector empresarial cargan contra esa idea y alertan que la baja de aranceles a la importación hace peligrar fábricas y puestos de trabajo.

Pero Caputo insiste: «Una empresa argentina de ropa, la misma prenda, en Chile, la vende a mitad de precio, sale u$s 250 y u$s 500 acá», dijo. Su conclusión fue que «no la vende a u$s 500 en Chile porque hay competencia, hay prendas similares».

«La idea básica del Gobierno es que los empresarios argentinos no están sometidos a la competencia internacional y eso les permite poner precios más altos, tener márgenes de ganancia mayores y, por consiguiente, el consumidor obtiene un menor beneficio», explica un informe de la consultora PXQ, del exviceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis.

En un reporte, esa consultora explica que, si bien la Argentina sigue siendo la economía más cerrada del continente junto con Brasil, desde la asunción de Javier Milei incrementó su grado de apertura, con medidas como la eliminación de SIRAs y del Impuesto PAIS sobre las importaciones, y el acortamiento de los plazos de pagos de importaciones.

El informe señala que en el país «no se adelantaron los precios, se atrasó el tipo de cambio», y explica que una canasta de alimentos en bebidas comprada en Argentina era en octubre de 2023, un 57% más barata que la misma canasta adquirida en el resto de los países. En cambio, era 13% más cara en diciembre de 2024.

«La economía argentina está más abierta, nuestros codiciosos empresarios están más amenazados por la competencia y, así y todo, los productos en el mercado local son más caros que en el internacional», hace notar el trabajo de PxQ.

Para Orlando Ferreres, «puede ser cierto que algunos precios están adelantados como consecuencia de haber supuesto un tipo de cambio muy alto, que no se dio en la práctica, y eso fue trasladado a los precios directamente, pero es difícil probarlo».

«En este momento se bajaron algunos impuestos a los autos de primera gama y eso se tradujo en baja de ese tipo de vehículos, pero el resto de los precios de los autos no se modificó», señaló.

El Gobierno insiste en que no es necesaria una devaluación

Por su parte, Caputo sigue enviando señales claras de que no piensa devaluar. Si bien reconoce que existen precios altos en dólares, sostiene que la solución no pasa por una devaluación, y explica que la clave radica en reducir impuestos y fomentar la competencia para lograr una disminución de precios.

Caputo enfatiza la necesidad de que los precios de bienes como automóviles, productos electrónicos y prendas de vestir disminuyan, beneficiando así a los consumidores argentinos. Y advierte que no es justo que los ciudadanos paguen precios excesivos por productos que, en otros mercados, son más accesibles.

El ministro también subrayó que, en el actual esquema económico, habrá sectores que se beneficien y otros que enfrenten desafíos. Hizo un llamado al sector privado para adaptarse a este nuevo modelo, centrado en ofrecer mejores productos a precios más competitivos. Además, destacó que, con una economía ordenada, la rentabilidad empresarial debería basarse en una mayor producción y eficiencia, en lugar de depender de precios elevados.

Mientras tanto, el presidente Milei pone el foco en el exceso de oferta de dinero como factor clave para generar inflación y señala que su corrección tiene un rezago de hasta dos años.

Como el gobierno logró poner en caja durante 2024 la emisión monetaria, según los cálculos del presidente la inflación terminaría estabilizándose recién en 2026, a un ritmo que el gobierno espera no supere el 1% mensual.

Además, Milei señala que el nuevo acuerdo con el FMI busca reforzar el patrimonio del BCRA, mediante la transferencia de fondos del Tesoro para cancelar deuda con la entidad, sin aumentar la deuda bruta del país.

En los últimos meses, la Argentina ha experimentado una desaceleración inflacionaria significativa. En enero de 2025, el Índice de Precios registró un aumento del 2,2%, el más bajo desde julio de 2020. En febrero rondaría el 2%, pero para marzo se espera un índice mayor.

En este escenario, las mejoras no se han traducido totalmente en un alivio tangible para el bolsillo de los ciudadanos. A pesar de la baja inflación, los precios en los supermercados siguen siendo elevados y los salarios continúan rezagados.

Para mitigar el impacto de los altos precios y estimular la demanda, las cadenas de supermercados han implementado promociones agresivas como ofertas 3×2, 4×3 y descuentos acumulables con beneficios bancarios. Estas estrategias buscan incentivar el consumo en un contexto donde los ingresos de la población no han logrado acompañar la inflación acumulada en los últimos años.

Consumo e importaciones, los desafíos que restan

La Cámara Argentina de Comercio (CAC) informó un repunte del consumo en los hogares, con un aumento interanual del 5,4% en enero y un 4,3% respecto a diciembre de 2024. Sin embargo, este incremento está impulsado en gran medida por estrategias comerciales más que por una mejora en el poder adquisitivo real de la población.

Según expertos, uno de los principales motivos por los cuales la inflación baja, pero los ciudadanos no lo sienten en sus bolsillos es la distribución del índice de precios y su relación con el salario disponible.

Señalan que el INDEC mide la inflación sobre la base de una canasta de bienes y servicios, donde el rubro de alimentos tiene un peso significativo. En enero de 2025, las mayores alzas se dieron en «Restaurantes y hoteles» (+5,3%) y «Alquileres, servicios y combustibles» (+4%). Mientras tanto, «Alimentos y bebidas» subió solo 1,8%, por debajo del promedio general, lo que en teoría indicaría una menor presión inflacionaria en los productos básicos.

Sin embargo, la metodología de cálculo de la inflación, vigente desde 2004, podría no reflejar adecuadamente la realidad del gasto promedio de los argentinos. Por ejemplo, gastos en tecnología o servicios digitales tienen hoy una incidencia mayor que hace dos décadas y no se ponderan correctamente.

A pesar de la desaceleración inflacionaria, los argentinos perciben que sus ingresos no alcanzan como antes. Un estudio de la consultora Empiria, de Hernán Lacunza, concluyó que en 2024 el ingreso disponible cayó significativamente, con una reducción del 25% en los sectores más vulnerables.

El concepto de «ingreso disponible» hace referencia a lo que le queda a una persona luego de cubrir gastos fijos como alquiler, servicios públicos y transporte. Aunque los salarios podrían haber aumentado en términos nominales, si los costos fijos crecen a un ritmo superior, el poder adquisitivo real disminuye.

Para los analistas que participan del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), la inflación anual cerrará en un 23,2% en 2025, el nivel más bajo desde 2017. Además, el IPC mensual podría perforar el 2% en abril, alcanzando un 1,9%, una cifra que no se ve desde mayo de 2020. Pero hay que esperar los índices de marzo para ver si ese pronóstico se mantiene.

Si lo hiciera, la inflación anual podría reducirse al 15% en 2026 y alcanzar un solo dígito en 2027 (9,4%), algo que no ocurre en la Argentina desde 2006. Esto representaría un cambio histórico tras el 211,4% de inflación en 2023 y el 117,8% en 2024.

Si bien la Argentina ha logrado reducir la inflación a niveles no vistos en décadas, el impacto en la economía familiar sigue siendo limitado. La combinación de precios elevados, salarios atrasados y una estructura de gastos que ha cambiado con los años explica por qué los ciudadanos no perciben aún los beneficios de la estabilidad económica. Sin embargo, si la tendencia inflacionaria a la baja se consolida y los salarios comienzan a recuperarse, el poder adquisitivo podría mejorar en los próximos años, explican economistas.

La idea de Caputo es utilizar la facilitación de importaciones como herramienta para combatir la inflación, pero analistas alertan que lo haría en un contexto de retraso cambiario y escasez de divisas, lo cual conlleva riesgos.

Es que, si bien esta estrategia puede tener un impacto deflacionario en el corto plazo, su efectividad dependerá de la capacidad del país para generar divisas y evitar presiones sobre el tipo de cambio, indica el economista Luis Secco.

Además, explica que es crucial complementar la apertura comercial con reformas estructurales que aumenten la productividad y la competitividad del sector privado, así como con políticas macroeconómicas que mantengan la estabilidad y la credibilidad.

Señaló que la apertura como instrumento para bajar la inflación tiene sus limitaciones en contextos de escasez de divisas como el actual. «La apertura comercial puede generar un aumento en la demanda de dólares para financiar las importaciones. Si no hay un flujo suficiente de divisas (por ejemplo, a través de exportaciones o inversión extranjera), esto puede generar presiones sobre el tipo de cambio y, eventualmente, sobre los precios», explicó Secco.

Y advirtió que en sectores donde la competitividad es baja o la estructura de costos muy rígida (por impuestos elevados o regulaciones laborales), la competencia de importaciones puede generar problemas de empleo e inversión. En un contexto como el actual, esto podría debilitar la recuperación del crecimiento.

En casos como Chile, México y Perú, la liberalización de importaciones ayudó a contener la inflación sin comprometer la estabilidad externa. Por el contrario, otros países sufrieron dificultades al implementar la apertura en contextos de apreciación cambiaria y escasez de divisas.

Argentina, durante la Convertibilidad, logró abaratar bienes importados, pero la falta de flexibilidad cambiaria y el déficit en cuenta corriente terminaron en una crisis de balanza de pagos. Brasil, tras el Plan Real, enfrentó un proceso similar: la apertura inicial redujo la inflación, pero la sobrevaluación del real llevó a un colapso del tipo de cambio en 1999. Turquía, entre 2010 y 2018, vivió un escenario donde la apreciación cambiaria y la apertura redujeron los precios internos temporalmente, pero la falta de reservas y un creciente déficit externo desembocaron en episodios de crisis.

En síntesis, Secco explicó que la apertura comercial «puede ayudar a bajar la inflación en el corto plazo, pero no reemplaza una estrategia integral de estabilización y crecimiento. La evidencia muestra que cuando un país con escasez de reservas abre sus importaciones sin fortalecer sus fuentes de divisas, el déficit externo tiende a expandirse».

Dado que la Argentina tiene reservas netas negativas y enfrenta dificultades para acumular divisas, la presión sobre el sector externo puede volverse un factor crítico en los próximos meses. Asimismo, la historia económica muestra que cuando la apertura se usa como un atajo sin atender los problemas estructurales, el alivio inicial suele ser seguido por desequilibrios que comprometen la estabilidad de largo plazo.

En este escenario, se jugará el futuro de la inflación en el año electoral.

Más Noticias

Noticias
Relacionadas

Caída mundial de Chromecast: el consejo de Google que llegó tarde

El servicio de Google Chromecast, que permite...

Caso de agricultor peruano contra gigante energético RWE podría redefinir responsabilidad climática

BOGOTÁ (AP) — En vísperas de que una demanda...