El empate tiene un sabor agridulce. El 1-1 en Cuyo tiene dos caras. Porque Colón tenía la gran oportunidad de superar a Gimnasia de Mendoza en su propia casa y quedar como único puntero de la Zona B de la Primera Nacional. Porque el equipo la pasó mal en el Víctor Legrotaglie, empezó perdiendo por otra macana de Marcos Díaz y terminó rescatando una igualdad que lo mantiene bien cerquita de la pelea.
Con la derrota del sábado de Estudiantes de Caseros contra San Telmo, el Sabalero viajó sabiendo que podía volver a lo más alto. Sin embargo, el Lobo fue superior, demostró que cuenta con fundamentos futbolísticos para ilusionarse con dar pelea en el campeonato y tratar de obtener el boleto a la Liga Profesional, ese que perdió en la temporada pasada en la caída ante San Martín de San Juan en la final del Reducido.
Más allá de los nombres de experiencia y la jerarquía que posee en el plantel, a Colón le costó hacer pie y llegar con peligro al arco de Lautaro Petruchi. Las ideas se repetían y las complicaciones en la generación se basaban en la falta de claridad en los últimos metros. Como si fuera poco, Díaz tuvo otra floja actuación.
¿Qué pasó? El arquero de 39 años, que venía de fallar en la derrota 2-0 ante Almirante Brown y de ausentarse del triunfo con Chaco For Ever por un golpe costal, cometió un error que desencadenó en la apertura del marcador: no pudo contener un remate desde afuera del área, dio un largo rebote y Jeremías Rodríguez Puch sacó provecho.
En medio de la desesperación, el Pata Pereyra metió mano en la formación y, con más empuje que juego, el Sabalé llegó a la igualdad con algo de fortuna. José Barreto intentó tirar un centro y Diego Mondino se la llevó por delante para meter un gol en contra y repartir puntos en Mendoza.
Punto seguido.
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