La lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad que amenazan al planeta ha perdido a uno de sus líderes más reconocidos e influyentes, el papa Francisco, que a lo largo de su pontificado aprovechó multitud de sus intervenciones para poner de manifiesto la necesidad de proteger el hogar común, la Tierra.
Cuando apenas había cumplido un año como máximo representante de la Iglesia católica, en junio de 2015, publicó la encíclica ‘Laudato si‘, en la que dejó patente su activismo ambiental con mensajes que amplificó a lo largo de todo su mandato.
Cambiar el estilo de vida
Entre las peticiones clave para lograrlo, se incluía la necesidad de cambios profundos en los estilos de vida, en los modelos de producción y consumo y en las estructuras de poder, al tiempo que alertaba de que la Tierra se estaba convirtiendo en un «inmenso depósito de porquería».
El Papa alertó de que la Tierra se está convirtiendo en un «inmenso depósito de porquería»
En la considerada como la primera «encíclica verde», llamó a limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo y a reutilizar y reciclar, criticó la privatización del agua, un bien básico al que no pueden acceder todos los humanos, y denunció que los más pobres son los que sufren las mayores consecuencias de la degradación ambiental y climática.
Intereses políticos y económicos
Además, se refirió al fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente, en las que, a su juicio, quedaba patente que los interés políticos y económicos prevalecían sobre el bien común.
Fue el primer pontífice en denunciar sistemáticamente la destrucción del planeta / Agencias
Precisamente, Francisco quiso ser el primer papa en participar en una Cumbre del Clima de la ONU pero su estado de salud le impidió viajar a la COP28 de Dubai, a la que fue invitado a asistir junto a otros líderes religiosos.
No obstante, sí participó por videcoferencia en un acto de la COP28 junto al gran imán Ahmed al Tayeb, jeque de Al Azhar. Ambos reclamaron unión y acción para frenar el cambio climático y para acabar con las guerras y asegurar la paz mundial, pues los conflictos hacen imposible salvaguardar la Tierra.
Dar ejemplo
En su mensaje, el pantífice urgió a las religiones a dar ejemplo trabajando juntas en pro de los intereses de nuestro mundo, entre los que señaló la paz y el clima como los dos más importantes. «Demos ejemplo, como representantes religiosos, para mostrar que un cambio es posible, para manifestar estilos de vida respetuosos y sostenibles y pidamos encarecidamente a los responsables de las naciones que la casa común sea preservada», aseveró el pontífice.
Dado que los seres humanos somos parte del medio ambiente, cualquier daño que le hagamos es un daño para la humanidad»
También participó desde El Vaticano, entre otras, en la emblemática COP de París de 2015, a cuyos participantes pidió un esfuerzo para atenuar el cambio climático por el bien de la casa común, de todos nosotros y de las futuras generaciones. Esa cumbre se saldó con el conocido como el Acuerdo de París, máxima referencia de la lucha contra el cambio climático.
Somos naturaleza
Pocos meses después de publicar «Laudato si», denunció ante la Asamblea General de la ONU la degradación del ambiente y advirtió de que, dado que los seres humanos somos parte del medio, «cualquier daño que le hagamos es un daño para la humanidad».
Francisco, aclamado por la multitud / Agencias
En su exhortación apostólica de octubre de 2023, «Laudate Deum, dio continuidad a «Laudato si». En ella afirmó que el mundo se estaba desmoronando y acercándose a un punto de no retorno y criticó duramente a una política incapaz de afrontar, por intereses de poder y económicos, la crisis medioambiental.
Entre ambos textos mediaron ocho años, un tiempo en el que, advirtió, no había habido «reacciones suficientes», como el mismo denunció.
«Laudate Deum» incluía afirmaciones como que «es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas» o que «sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda o las migraciones forzadas».
Arremetió contra el negacionismo climático y pidió poner fin a «las burlas irresponsables» que presentan el calentamiento global como algo sólo ambiental o romántico
Además, arremetió contra el negacionismo climático y pidió poner fin a «las burlas irresponsables» que presentan el calentamiento global como algo sólo ambiental, «verde» o romántico y que es frecuentemente ridiculizado por los «intereses económicos».
Pecados ecológicos
Entre otras de sus exhortaciones ambientales, figura el llamamiento al «arrepentimiento de los pecados ecológicos» que «dañan el mundo natural» y a poner límites al uso de los combustibles fósiles o la deforestación para frenar el cambio climático.
El año pasado, con movito de la celebración del Día de la Tierra (22 de abril), en un post en X, advirtió de que el Planeta «se está dirigiendo a la ruina» y que «nuestra generación ha dejado en herencia muchas riquezas, pero no ha sabido custodiar el Planeta ni está custodiando la paz».
También acordó la instalación de energía solar en el Vaticano, convirtiéndose así en un estado energéticamente limpio.
Entre sus últimos mensajes «verdes», el que envió a finales de enero a los dirigentes de la Federación Automóvil Club de Italia, a los que urgió a abordar el impacto de la contaminación derivada de los vehículos.
«El número de vehículos, el consumo de energías no renovables y el coste del combustible, la contaminación y el tráfico son algunos de los factores que tienen un impacto innegable en la casa común y en quienes viven en ella», les dijo Francisco, que apenas un mes antes había recibido su primer «papamóvil» eléctrico.