“Es como una película de ésas”, reflexiona uno de los jóvenes protagonistas de Until Dawn: Noche de terror al creer que está atrapado, junto con los cuatro estudiantes que lo acompañan, en uno de esos loops infinitos de muerte que ya acostumbra el cine de terror desde que el género se apropió del salvaje montaje de los múltiples decesos de Bill Murray en Hechizo del tiempo.
Pero en esta nueva incursión en el terror de David F. Sandberg, responsable de Cuando las luces se apagan, Annabelle 2: la creación y de la saga Shazam!, las cinco víctimas enseguida se dan cuenta de que las cosas no son tan así como parecían de entrada.
La explicación es sencilla: la película está inspirada por un videojuego, del que toma apenas un par de premisas además del nombre, pero eso implica una cantidad limitada de vidas que cortan ese círculo vicioso mortal y así es que aquí aparece la degradación de los protagonistas con cada una de las vidas que pierden.
Una noche interminable
Los jóvenes habían llegado a la cabaña maldita porque una de ellos les pide a su ex, a sus dos mejores amigas y al novio de una de ellas que la acompañen al lugar donde hace exactamente un año desapareció su hermana. Apenas llegados al lugar, se encuentran con la imposibilidad de sobrevivir hasta el próximo amanecer y, resucitados instantáneamente, vuelven a empezar en el mismo lugar que arrancaron.
La noche interminable les ofrece distintas variaciones a sus inminentes muertes, siempre relacionadas con los tópicos del género, que incluyen máscaras de payasos, brujas, psiquiatras y zombis, pero enseguida comienzan a sospechar de que alguien puede estar orquestando esas pesadillas, en un claro acercamiento a La cabaña del terror, la otra gran acreedora de Until Dawn.
El gran atractivo de la película está en la construcción de climas que logra Sandberg por más remanidas que sean muchas de las situaciones que debe poner en pantalla. La creatividad visual de las muertes, y el timing con el que se suceden, es impecable por más que se multipliquen los apuñalamientos, se repitan los mazazos y haya aquí más casos de combustión espontánea que en Esto es Spinal Tap.
El cineasta apela al gore en la mayoría de los despachurramientos y triunfa al lograr que sus imágenes sean más atractivas que explícitas. Sandberg además recurre a una serie de clips breves para agregarle ritmo a su larga sucesión de asesinatos.
Until Dawn tiene demasiadas ambiciones en los temas que toca como película de terror adolescente con un tono sangrientamente festivo. Desde el inicio se hace referencia a la circularidad de sentirse atrapado en la cotidianeidad como una advertencia de las pesadillas por venir. La protagonista se encuentra hundida en un cuadro de depresión con más de un intento de suicidio en la mochila y la película se centra en el duelo que ella sufre a lo largo de esa noche eterna.
Sandberg vuelve gráfica la idea del renacimiento al haber conseguido atravesar esa muerte y, en ese mismo sentido, la búsqueda de la luz en medio de la lucha contra los demonios internos funciona en los planos metafórico y literal para el director. Los peligros detrás de la liviandad en el abordaje de los tratamientos psiquiátricos también tiene su apartado cerca del final de Until Dawn.
La película deja los cimientos listos para una posible secuela, que ya se anticipa mucho más fiel al videojuego original, pero la torpeza de esta primera parte al resolver la necesidad de transmitirle información al espectador o la falta de originalidad en el camino que recorre cada personaje antes de toparse con su verdugo, justo en una franquicia centrada en esa multiplicidad de recorridos, hacen que corran serios riesgos los planes de construir una nueva saga de terror.
Ficha
Until Dawn: Noche de terror
Calificación: Buena
Terror. Estados Unidos, 2025, 103’. SAM16. De: David F. Sandberg. Con: Ella Rubin, Michael Cimino, Odessa A’zion, Ji-young Yoo, Belmont Cameli, Peter Stormare. Salas: Hoyts Abasto, Cinépolis Recoleta, Multiplex Belgrano, Cinemark Palermo.