El empate en el Benito Villamarín sellado por los goles en la segunda parte de Cucho Hernández y Budimir ha propiciado un reparto de puntos frustrante para el Betis, que se aleja del sueño de jugar la Liga de Campeones y para Osasuna, al que se le escapan sus rivales por la octava plaza.
Al contrario de lo que suele acostumbrar, el Betis cedió la posesión en los primeros minutos, en los que Osasuna salió en tromba, con voluntad de aprovechar del cansancio local debido al partido europeo del jueves, y tiró el primer centro sobre el área de Adrián a los 20 segundos, pero Budimir no llegó por poco.
El ariete croata tuvo la primera ocasión a la salida de un córner (min. 23), al cabecear flojo un balón demasiado llovido como para imprimirle fuerza, y Lo Celso replicó enseguida (min. 29) con un tiro desde el borde del área que no inquietó a Sergio Herrera porque no llegó a tomar efecto.
En el tramo final de la primera parte, Bryan Zaragoza logró zafarse de la estrecha vigilancia a la que lo sometió Ruibal y, después de forzar un saque de esquina, vino a recibir en corto para burlar a dos defensores con un recorte y encontrarse con los puños firmes de Adrián en su tiro al primer palo.
El menudo extremo malagueño se plantó solo ante Adrián al comienzo del segundo periodo, al recoger un magnífico pase en profundidad de Pablo Ibáñez, y chutó fuera cuando Budimir le reclamaba el centro en el punto de penalti.
Pellegrini había introducido en el descanso a Isco por Lo Celso y el capitán bético empuñó la batuta para que su equipo pusiera cerco a la portería navarra, primero con dos tiros lejanos de Ruibal y Fornals y, enseguida, con el 1-0 que marcaba Cucho Hernández al rematar de cabeza un centro primoroso de la estrella verdiblanca.
El Betis pensó que había recorrido el tramo más tortuoso de su camino al triunfo con este gol y dio demasiados pasos atrás, acaso confiado en rematar al rival al contraataque, pero éste respondió a los pocos minutos con un remate a bote pronto desde cerca de Budimir, a centro de Areso, que significaba el empate.
El propio ariete balcánico estuvo a punto de poner en ventaja a los pamploneses en la acción siguiente, cuando cabeceó desde cerca un centro desde la izquierda que detuvo Adrián y su sustituto, el exbético Raúl, remató al larguero poco después en otro balón lateral, la auténtica pesadilla de la zaga local.
Los verdiblancos, fatigados por su esfuerzo intersemanal, dejaron muchos espacios en su ofensiva final, en la una volea de Antony demasiado centrada pudo significar el 2-1, aunque también pudieron perder el partido en otro testarazo de Raúl, libre de marca, que se marchó alto.