El Giro de Italia entra en su recta decisiva este sábado con la celebración de su penúltima etapa, que partirá desde Verrès y concluirá en Sestrière, con un exigente trazado de 205 kilómetros y un desnivel acumulado de unos 4.500 metros. Un verdadero desafío en la alta montaña que pondrá a prueba a los corredores antes del cierre definitivo en Roma.
La salida en Verrès dará paso a un arranque relativamente llano, aunque pronto el terreno se volverá más irregular. Tras el ascenso al Corio, un puerto de cuarta categoría, la montaña tomará el protagonismo absoluto.
El punto culminante de la etapa será el temido Colle delle Finestre, el último gran coloso de esta edición. Con 18,6 km de longitud, una altitud de 2.178 metros y una media del 9,2% —incluyendo rampas del 14%—, esta ascensión incluirá además un tramo final de 8 km sobre sterrato, donde se ubicará el kilómetro bonificado Red Bull.
Después de superar este emblemático puerto italiano, el pelotón no tendrá tregua: el descenso conectará directamente con la subida final a Sestrière, donde estará situada la meta.
