El presidente de los Estado Unidos, Donald Trump, navega por aguas tormentosas, a solo cuatro meses de haber asumido su segundo mandato. A su habitual retórica belicista, supremacista, machista y violenta, ahora suma pelea tras pelea, no sólo con sus enemigos sino también con amigos y aliados.
Ya desde el principio sorprendió atacando a sus socios europeos y amenazando a países aliados. A Dinamarca con quitarle Groenlandia, a Panamá con arrebatarle el canal interoceánico y a Canadá con anexarla a la fuerza.
Luego fue el turno de los aranceles como arma de la guerra comercial, apuntada contra propios y extraños. Fuego amigo, que le llaman.
Más adelante se peleó con el que se llevaba bien, Vladimir Putin, a quien había elogiado en detrimento de Volodimir Zelinski. La guerra entre Rusia y Ucrania (más bien habría que decir entre Rusia y la OTAN), que él decía que pararía en dos días siendo presidente, sigue de mal en peor.
Ahora se peleó con su gran aliado interno, el mega multimillonario Elon Musk, dueño de Tesla, de la red social X y de Starlink, entre otras empresas.
Ya en el pasado habían tenido sus encuentros y desencuentros. Luego de un breve romance en 2016, cuando Trump ganó su primera elección, vino el pataleo de 2017, cuando el ya presidente sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París, y eso significó un golpe a los negocios de Tesla, los autos eléctricos que lucran con la “energía verde”.
En 2022, Trump tiró un piropo al aire, comparó a Musk con Thomas Alva Edison, y volvió el romance, que se consolidó en 2024 cuando el hombre más rico del mundo se transformó también en el mayor donante individual de la campaña republicana, con 250 millones de dólares.
Luego del triunfo de noviembre, Trump anuncia que Musk no solo será un asesor, sino que tendrá un cargo formal en la administración de la Casa Blanca. Luego del 20 de enero, asume formalmente como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), para reducir el gasto público y la burocracia estatal. El equivalente yanqui de la motosierra de Milei. De hecho, en estos meses, Musk dejó sin trabajo a decenas de miles de personas que cumplían funciones en el gobierno federal, principalmente en áreas sensibles como salud y educación.
Sin embargo, el 28 de mayo, Musk sorprendió al mundo anunciando su retiro del gobierno por estar en desacuerdo con el gasto gubernamental. A pesar de eso, Trump dio a entender que su ex funcionario seguiría de alguna manera vinculado. Pero el martes 3 de junio pasado, el magnate redobló las críticas y calificó la ley fiscal y de presupuesto de Trump como “abominación repugnante”. El jueves, Trump se mostró “decepcionado”, dijo que su amigo “se volvió loco” y amenazó con cortar los contratos estatales con Musk: «La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares, es cancelar los subsidios y contratos gubernamentales de Elon».
Musk respondió en la red X diciendo que SpaceX “empezará a desmantelar inmediatamente su nave espacial Dragon”, utilizada por la NASA para transportar astronautas a la Estación Espacial Internacional. SpaceX es la empresa controlada por Musk con más cantidad de contratos con el gobierno federal. Uno de ellos, por 5.900 millones de dólares, es un contrato con la Fuerza Espacial para el lanzamiento de satélites y misiones espaciales. Otra de las empresas de Musk, Starlink, dedicada a las telecomunicaciones, también mantiene varios contratos, entre ellos servicios especiales para Ucrania por 537 millones de dólares.
El último round, hasta ahora, muestra a dos pesos pesados dándose de lo lindo, ante el morbo y la incredulidad del mundo. Musk sugirió que Trump estaba en los archivos del pedófilo Jeffrey Epstein: “Es hora de lanzar la gran bomba: Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”.
Luego, un seguidor de Elon Musk publicó en X: “Presidente contra Elon. ¿Quién gana? Apuesto por Elon. Trump debería ser destituido y JD Vance debería reemplazarlo”. Ante esta publicación, Musk respondió con un contundente Sí.
Mientras tanto, Steve Bannon, consejero de Donald Trump y gurú de la extrema derecha mundial, le pidió públicamente al mandatario que investigue y deporte al multimillonario nacido en Sudáfrica ya que está convencido de que es “un inmigrante ilegal”. Además, afirmó que Trump “debería firmar un decreto y tomar el control de SpaceX”. “¿Por qué tenemos sudafricanos blancos, las personas más racistas de la tierra, haciendo cualquier comentario sobre lo que sucede en Estados Unidos?”, se preguntó Bannon.
Este viernes, Tesla perdió 14 por ciento en la bolsa de Nueva York, las empresas de Musk perdieron 150 mil millones de dólares y el propio Musk, personalmente, perdió 20 mil dólares en esta pelea. Y el mundo mira estupefacto, porque no se están peleando dos mediáticos en algún programa de chimentos. Se están peleando dos hombres poderosos, que tienen el poder suficiente para influir en nuestras vidas, aunque parecen dos mediáticos en un programa de chimentos.