Francia recibe a los líderes mundiales a partir de hoy lunes y a lo largo de esta semana para abordar lo que las Naciones Unidas consideran una «emergencia global” en los océanos. ¿Pero qué se espera exactamente de esta cumbre?
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos tiene ante sí el reto de demostrar que los países pueden unirse para lograr que los mares del planeta, afectados por el calentamiento, la contaminación y la destrucción de su biodiversidad, tengan una oportunidad para recuperarse.
Más zonas protegidas
Se espera que varios países anuncien la creación de nuevas zonas de conservación marina dentro de sus aguas nacionales, aunque, una vez más, el problema reside en la gestión real de estas zonas protegidas, para que tengan una preservación real y no ficticia.
Los países acordarán la creación de nuevas zonas marinas protegidas / Ibanat
Algunos países prácticamente no imponen restricciones eficaces en sus áreas marinas protegidas. España y otros estados de la UE, por ejemplo, permiten la pesca de arrastre de fondo, una práctica pesquera perjudicial, en aguas protegidas.
Esto significa que solo el 3% de los océanos se considera verdaderamente blindado frente a la sobreexplotación, muy por debajo del objetivo global de alcanzar el 30% bajo conservación para 2030.
Tratado de Alta Mar
La clave para lograr este objetivo es la promulgación del Tratado de Alta Mar, un pacto mundial histórico firmado en 2023 para proteger la vida marina en las vastas aguas abiertas que escapan al control nacional. Sin embargo, falta que los 115 países que lo aprobaron lo ratifiquen ahora, al menos por parte de 60 de ellos, para que entre en vigor.
La conferencia también ha de servir para que más países ratifiquen el Tratado de los Océanos para que pueda entrar en vigor
De momento solo lo han hecho 32, y España fue el primer país de la Unión Europea en estampar su rúbrica sobre este tratado. Se trata de un texto fundamental para conseguir no solo ampliar las zonas protegidas al 30% del total del océano, sino también para regular la minería submarina, que es la gran amenaza que pesa sobre los fondos marinos.
Minería submarina
De hecho, Francia liderará los esfuerzos diplomáticos en Niza para convencer a más países de que apoyen una moratoria a la minería en aguas profundas, una práctica polémica a la que hasta el momento se oponen 33 naciones.
EE UU quiere empezar a explotar la minería submarina / Agencias
Aumentar el número de países contra la minería submarina sería un duro golpe para el presidente estadounidense Donald Trump, quien quiere permitir las extracciones en aguas internacionales, a pesar del total rechazo de la comunidad científica internacional.
Pero lo que se decida al respecto también influirá enormemente de cara a la muy esperada reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos que tendrá lugar en julio y en la que se establecerán las normas globales que regirán el naciente sector de la minería de aguas profundas.
Financiación para los mares
La conferencia de Niza no es una cumbre de la COP ni una negociación de tratados de la ONU, y cualquier decisión que se tome entre el 9 y el 13 de junio es voluntaria y no legalmente vinculante.
Sin embargo, se espera que los países aporten fondos en Niza para cubrir el enorme déficit de financiación para la conservación de los océanos, declaró Pauli Merriman, de WWF Internacional.
«Lo que aún nos falta es la ambición, la financiación y la ejecución necesarias para actuar. No basta con que los gobiernos acudan a Niza con buenas intenciones», declaró Merriman.