¿Hay algo más reconfortante que el aroma a bizcochos recién horneados llenando la casa? Especialmente cuando son esos clásicos bizcochos de manteca, suaves, ligeramente salados y absolutamente irresistibles, perfectos para acompañar un buen mate o café. Olvidate de los comprados, ¡hacerlos en casa es más fácil de lo que pensás!
Esta receta es simple, con ingredientes que seguro tenés en tu alacena, y el resultado son unos bizcochitos que te transportarán directo a la mesa de la abuela. ¡Preparate para disfrutar!
Ingredientes
Harina 0000: 500 gramos
Manteca: 250 gramos
Agua fría: 150 ml
Sal: 10 gramos
Azúcar: 10 gramos
Paso a Paso
Preparando la masa: En un bol grande, colocá la harina y hacé un hueco en el centro, como un volcán. Agregá la manteca cortada en cubos pequeños, la sal y el azúcar. Con los dedos, empezá a integrar la manteca con la harina, haciendo un arenado. La idea es que te queden como miguitas.
Incorporando el agua: De a poco, andá agregando el agua fría mientras seguís uniendo los ingredientes. No amases en exceso, solo lo justo para que se forme un bollo homogéneo y suave. Si amasás mucho, los bizcochos pueden quedar duros.
Descanso fundamental: Envolvé la masa en papel film y llevala a la heladera por al menos 30 minutos. Este paso es importante para que la manteca se enfríe y la masa sea más fácil de estirar.
Estirando y doblando (¡el secreto!): Sobre una mesada ligeramente enharinada, estirá la masa con un palo de amasar, dándole forma rectangular. El grosor ideal es de aproximadamente medio centímetro.
Primer doblez: Doblá uno de los extremos de la masa hasta el centro y luego doblá el otro extremo por encima, como si estuvieras cerrando un tríptico.
Segundo doblez: Girala 90 grados (un cuarto de vuelta) y volvé a estirar la masa en forma rectangular. Repetí el doblez del tríptico.
Tercer doblez: Volvé a girar 90 grados, estirá y volvé a doblar. En total, vas a hacer tres dobleces simples. Este proceso, llamado «empaste» o «hojaldrado rápido», es lo que le dará a los bizcochos esa textura tan particular y aireada.
Último estirado y corte: Después de los dobleces, estirá la masa por última vez hasta que tenga un espesor de unos 3-4 milímetros. Con un cortante redondo (o la boca de un vaso), cortá los bizcochos. Si querés la forma tradicional con el agujerito en el medio, usá un cortante más chico para el centro.
Al horno: Acomodá los bizcochos en una placa para horno sin enmantecar ni enharinar. Pinchalos con un tenedor para evitar que se inflen demasiado.
Horneado perfecto: Llevá al horno precalentado a 180°C (horno medio) por unos 15 a 20 minutos, o hasta que estén dorados y crujientes. El tiempo puede variar según tu horno, así que estate atento.
¡A disfrutar! Retirá del horno y dejalos enfriar sobre una rejilla. Aunque, seamos sinceros, ¡son irresistibles tibios!
¡Y listo! Ya tenés tus propios bizcochos de manteca caseros, perfectos para compartir con la familia y amigos, o para darte un gusto en cualquier momento del día. Animate a prepararlos y vas a ver que no hay vuelta atrás.