Pogacar triunfa en el Dauphiné por delante de Vingegaard

El Critérium del Dauphiné (hasta 2010 la carrera se denominaba Dauphiné Libéré) era una de las pocas pruebas que todavía no figuraban en el palmarés de Tadej Pogacar. Es siempre el marco en el que los que aspiran a ganar o destacar en el Tour se prueban; mismo ‘maillot’ amarillo, idéntica organización, los Alpes en pura esencia. Y Pogacar lo hizo como siempre suele hacer; en plan salvaje, dominador de la carrera y sólo con un ciclista, Jonas Vingegaard, capaz de acercarse o de llegar juntos a meta, tal cual sucedió este domingo en el Mont Cenis, en el cierre de la pequeña ronda francesa.

Si quedaba alguna duda sobre que Pogacar es el gran favorito para el próximo Tour, enseguida se disipó durante la semana, con la salvedad de que Vingegaard tiene tiempo para mejorar y un conjunto potente que puede buscarle las cosquillas al astro esloveno durante las tres semanas de pasión y combate que aguardan a partir del 5 de julio con la salida de Lille. La capital de la Alta Francia marcará el preámbulo de una primera semana de competición intensa, tramposa y cargada de sorpresas por territorios normandos y bretones.

Se perfila por lo tanto un Tour, uno más, en el que los protagonistas volverán a ser Pogacar y Vingegaard, algo repetitivo -lo que no es lo mismo que cansino, todo lo contrario, más bien apasionante- desde 2021. Victorias de Pogacar en esa edición y el año pasado y triunfos intercalados del corredor danés. Será un Tour muy táctico, con la cabeza y el cálculo de Vingegaard arropado por los Wout van Aert, Simon Yates, Matteo Jorgerson y Sepp Kuss y la furia de Pogacar, siempre más decidido a apostar por el camina (siempre) o revienta (sólo una vez desde 2023 en Courchevel) que a mirar la calculadora, nadar y guardar la ropa.

Los otros corredores

Luego estará Remco Evenepoel (cuarto en el Dauphiné sobre todo gracias a su ejemplar contrarreloj del miércoles pasado) y, a continuación, el resto; entre ellos, Enric Mas (fuga combativa este domingo) y Carlos Rodríguez, quienes, sin embargo, deben hacer todavía unos cuantos deberes para mejorar la forma de aquí al Tour. En el Dauphiné han acabado en la séptima y novena plaza de la general.

El Dauphiné no es el Tour, aunque se pinte del mismo color y circule por carreteras idénticas, pero Pogacar ha dejado clara las intenciones para seguir demostrando que vive otro curso ciclista como el primero de la clase. Sólo ha perdido la Milán-San Remo, porque es un recorrido que se ajusta poco a su criterio ciclista, la París Roubaix, por una caída, y la Amstel Gold Race, porque allí sí, allí, aunque fue segundo, estuvo más cerca del revienta que del camina.

En un domingo que tocó la fibra de los franceses, hubo victoria de Lenny Martínez por delante de Vingegaard y Pogacar, y se despidió Romain Bardet, símbolo del ciclismo de su país, el hijo que toda familia de Francia querría tener y el último corredor local que hizo soñar en que uno de los suyos lograría lo que nadie ha conseguido desde la victoria de Bernard Hinault de 1985: que un francés llegara de amarillo a los Campos Elíseos. En julio se cumplirán 40 años. Bardet es el último representante de Francia en subir al podio del Tour. Fue segundo en 2016 y tercero en 2017. Y por eso todo todos los aficionados de su país le están agradecidos. Al Tour vuelve, sin embargo, este año, pero como comentarista en la moto de Eurosport.

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