El Real Madrid aprovecha el primer ‘match-ball’ para proclamarse campeón de Liga

El Real Madrid conquistó su título número 38 de Liga en un partido más hostil que complicado ante un Valencia muy desdibujado durante toda la final. La asfixiante defensa de los de Chus Mateo y el oficio de los blancos les permitió castigar la pésima reanudación tras el descanso de los ‘taronja’, que no fueron capaces de volver a entrar en el partido. El Real Madrid se proclama campeón con una autoridad indiscutible y siendo muy reconocible en su propuesta. Mateo ha grabado a fuego la defensa como seña de identidad de un equipo al que suma una pizarra infinita de recursos y una profundidad de banquillo que le saca de muchos problemas.

Sin triples no hay paraíso

Arrancó Valencia anotando en su primera posesión un triple, el rasgo que más y mejor le ha definido en esta temporada. 18 cosieron en Madrid en el segundo duelo de la final y por ahí pasaba el triunfo ‘taronja’ en este tercero. El Madrid atacaba y defendía muy fuerte en la pintura, lo que permitía tiros cómodos afuera con los pies en el suelo. Demasiado fácil para los blancos (12-20). Una falta antideportiva de Llull, tras pasarse de frenada y atropellar a Montero, incendiaba la Fonteta antes de acabar el primer cuarto (19-23). La impaciencia local (2 de 12 en triples y 3 de 9 de dos) era penalizada por el temple del Madrid (72% de dos y 60% en triples).  

Al Valencia se le amontonaban las malas noticias en ataque (3 de 15 en tres). Y en la Fonteta sin triples no hay paraíso. Además, Mateo sacaba músculo en las zonas con Bruno Fernando, Garuba, Ndiaye y un Feliz que acumulaban robos, rebotes y tapones. Sestina, Montera, Badio y Pradilla no veían aro y Martínez movía con ansiedad su banquillo buscando soluciones. Los madridistas pasaban los bloqueos por detrás, incitando a lanzar a los tiradores ‘taronja’ en una noche irregular (6 de 26 de tres, al descanso). Los locales ‘bajaron el culo’ en defensa y un triple de López-Aróstegui seguido de un mate de Soriano les metieron en el partido (34-36) tras ir haciendo la goma todo el cuarto. Pradilla pudo adelantar a los suyos, pero su triple (0/4) se topó con el aro. Y fue de nuevo López-Aróstegui, con otro lanzamiento de tres sobre la bocina, quien dejaba arriba a un Valencia (40- 39) que comenzaba a carburar. 

Nate Reuvers ataca al pivot caboverdiano del Real Madrid, Edy Tavares / Miguel Ángel Polo / EFE

El Valencia se dejó el partido en el vestuario

Llegó dos minutos tarde al partido el Valencia en el tercer cuarto y para entonces ya había encajado un parcial doloroso de (0-13) que le obligaba a subir el Everest otra vez (40-52). Un afilado Campazzo daba lustre al trabajo defensivo de los suyos. Balones perdidos, malos lanzamientos, rebotes ofensivos concedidos, técnicas… En siete minutos Valencia anotó cuatro puntos y la brecha se abrió hasta un preocupante (42-57). La resiliencia valenciana provocó otro arreón, pero el Madrid supo enfriarlo dejando una renta que le acercaba al título a falta de un cuarto (49-60). 

Quedaban diez minutos por delante y el Real Madrid podía administrar una ventaja superior a los diez puntos para lograr la victoria que le hacía campeón de Liga. Y el cuarto comenzó con la misma sensación de toda la noche: era el último partido en la Fonteta. Sin acierto desde la distancia, Valencia se aferró a los tiros libres, al colocar a los blancos en bonus en minuto y medio. Cargaban bien los locales el rebote ofensivo (16), lo que le permitió arañar la renta (61-67) encendiendo la grada. Necesitaba arriesgar Valencia porque no le valía intercambiar canastas, pero el oficio del Madrid superaba con suficiencia la frustración ‘taronja’ (65-75). Tavares dominó los minutos finales, sumando cinco tapones, que terminaron por desanimar a un Valencia que se queda en la orilla tras completar una gran temporada.

Más Noticias

Noticias
Relacionadas