Ya lo dijo el filósofo. Contra el calor, Chanclas, bañador y un sorbito de agropop. Media hora más tarde que la escocesa de Texas, pero con la misma temperatura en el graderío de cemento y la mitad de público, Pepe Begines, sombrero cordobés sobre el caletre, salió al escenario de la Axerquía rodeado de los suyos en martes de ola de calor, dispuestos a refrescar el ambiente a base de buen rollo. No era tarea fácil, había personas con muchísima temperatura metida en el cuerpo, pero ellos, acostumbrados al infierno estival de Los Palacios y Villafranca, se valieron de la música para espantar los bochornos en el Festival de la Guitarra. De fondo, el álbum de fotos de sus 35 años de trayectoria recordando tiempos pretéritos.
«Muchísimas gracias por el esfuerzo tan grande de haber venido a vernos», empezó Begines con todo su arte, «nos han encargado una misión muy importante, conseguir que se vayan ustedes de aquí más contentos y más frescos de como habéis venido», advirtió el cantante, antes de lanzarse a la segunda de la noche, Las calles de Chicago y esos negritos muertos de hambreeee. A la media hora, el calor dejó de ser noticia.
Los No me pises llenan de buen rollo la Axerquía / Manuel Murillo
Con los No me pises que llevo chanclas no hay medias tintas. Los 35 años de carrera y los casi 60 que llevan cada uno a sus espaldas no parecen pesarles demasiado cuando se suben al escenario. Pesan más los kilos, eso sí, aunque Begines no está gordo, está fuerte. Sea como sea, profesionales como ellos solos, están acostumbrados a darlo todo. Y todo es mucho. Su energía incombustible se multiplica por tres y cual chute de Red Bull, consiguen que el público vuele a esos años en los que sus temas fueron himnos en noches de risa y fiestuqui. Hablamos de Bolillón, de Y tú de quién eres, Cabezón, Japón o de la mítica Contrabando de sandías y de naranjas podrías, esos temas que ahora corean abuelas e hijos enganchados a la nostalgia.
Ellos, los Chanclas, lo saben y se aprovechan para poner a tono al respetable. Qué bonito es recordar los Juegos Reunidos Geyper, a Marco y el borrico ajogao. Y mía que está lejos Japón. El humor y la gracia natural el Chanclas, libre de artificios y de alegría contagiosa, impregna a Begines, que siempre tiene un chascarrillo en la recámara dispuesto para disparar. Como showman no tiene precio, ya sea para hablar de Manuel Sánchez Sánchez o de lo que le venga a la cabeza. En lo que se refiere a la música, del agropop, el grupo ha dado un salto a un agrorock más maduro y con más guitarreo que antaño que en la Axerquía sonó a gloria, igual que el cantante, en plena forma vocal. Ojito al punteo del guitarrista nuevo, canela en rama.
Menos mal que a base de intentarlo, los Chanclas consiguieron que soplara un poco de aire fresco. Pero por si acaso el calor no remite, habría que ir pensando en instalar un sistema de refrigeración en el teatro de La Axerquía, llevar almohadillas como en los toros o regar los graderíos antes de empezar. Loquillo estaría de acuerdo. Menos mal que el precio de la botella del agua es asequible, a 1,5 euros, no como en otros festivales locales donde el líquido elemento se cotiza por el doble, como si se tratara de un bien de lujo. Eso habría que hacérselo mirar en medio de una ola de calor.
Pero no solo de Axerquía vive el festival. En esta segunda jornada, el toque de guitarra clásica lo puso en el Teatro Góngora David Russell, el otro escocés de esta edición, que después de muchos años en España habla a la perfección el idioma y que desplegó una vez más en Córdoba su elegancia, virtuosismo y maestría con las seis cuerdas. En esta ocasión, su repertorio incluyó valses de García Tolsa, Castillos de España de Moreno Torroba y Homenaje a Charles Chaplin de Gabriel Estarellas.