El precio de la violencia verbal

La aparición de la red aceleró exponencialmente el proceso de evolución del que nació nuestra especie. Las ciencias progresan cada vez a mayor velocidad y fomentan cambios radicales en las relaciones que mantenemos los seres humanos entre nosotros y en las que tenemos con otros seres físicos o virtuales. Los seres humanos no somos los mismos de hace veinte años, todo ha cambiado, la política no puede ser la misma.

Existe una abundante bibliografía acerca de los cambios que se han dado, producida especialmente por la academia norteamericana, que se enfoca en el estudio de las conductas concretas de los seres humanos. Vale mencionar el libro del investigador del MIT Román Gubern El eros electrónico sobre las implicaciones emocionales y afectivas de la sociedad hiperconectada en la vida cotidiana, la sexualidad y la forma en que nos comunicamos. Para nuestro tema es especialmente importante el segundo capítulo, en el que habla de “la sociedad del espectáculo”.

En cuanto a lo que ocurre actualmente con la violencia, física y verbal, tenemos que citar nuevamente al canadiense Steven Pinker, psicólogo experimental, científico cognitivo, profesor de Harvard, Stanford y el MIT, autor, entre otros textos, de Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones. Contrariando las corrientes de opinión más difundidas, Pinker dice que en donde impacta más, el progreso tecnológico, lejos de incrementar la violencia, la reduce.

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

En las sociedades occidentales, mientras más alto es el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la violencia física es menor, aunque se incrementa al mismo tiempo la agresividad verbal y simbólica. La crueldad, la enfermedad y la muerte son menos frecuentes que antes, aunque estamos aturdidos por la irreverencia, los gritos destemplados y la vulgaridad, que se han convertido en la forma mas extendida de comunicación.

Si un grupo de frailes dominicos secuestra a tres vecinas del barrio, las tortura hasta que confiesen que suelen bailar con el diablo y las queman vivas, no serían aplaudidos por la sociedad como ocurría en la Edad Media, terminarían presos. El suplicio y el asesinato, que llevaba a sus autores a los altares de la cristiandad son vistos como una degradación, aunque en otras culturas actuales, sigue siendo respetada y fomentada. Incluso el suicidio de los terroristas se ve como algo que agrada a Dios y lleva al cielo.

Sin ir tan lejos, esto también cambió en nuestro país. Los militantes de La Cámpora, cuando fueron jóvenes, no secuestraron ni mataron a nadie, cometieron solo vandalismo de baja intensidad para conseguir empleos y comprarse un coche de alta gama. El terrorismo de Estado de Milei, que denuncian algunos, no ha provocado la desaparición de miles de opositores, como lo hicieron las tres A de López Rega. Se limita a exabruptos de los tuiteros gobiernistas, y al constante ataque del Presidente en contra de opositores, periodistas, artistas, y casi todos los que discrepan de su gobierno.

La agresividad presidencial se da en un mundo en el que cualquier vecino puede instalar en su casa un canal de televisión para insultar, calumniar y denunciar a quien se le ocurra. Mientras más anónimo es el atacante, se comporta más violentamente con sus víctimas. Nadie está libre de ser blanco de un desocupado, especialmente si es conocido, y se identifica con una causa.

Es inédita la brutalidad con que algunos personajes hablan de los mandatarios y personajes conocidos de la sociedad. Se cumple lo que dijo algún historiador: el ayuda de cámara no puede darse cuenta de que trabaja con un personaje, porque lo conoce en calzoncillos. La mayor parte de los actuales dirigentes son más inteligentes e informados que los del pasado, pero algunos de sus críticos están más interesados en saber si tienen sucia la ropa interior, que en analizar lo que hacen de trascendente.

Por otro lado, la sociedad se democratizó. Está en desuso la idea de que los dirigentes políticos deben hacer carrera, aprender el arte de la política ocupando sitios en el parlamento, en municipios, en el gabinete, antes de presidir un país. Conozco en todo lado personas a las que Jorge Asís llama “políticos profesionales”, que pasan toda su vida, las veinticuatro horas, haciendo política.

Tienen conocimientos fruto de la experiencia, que no se pueden aprender en ninguna universidad, ni están al alcance de ningún consultor que use herramientas científicas. Aprender de ellos es indispensable para comprender cualquier país. Pero, desde el punto del vista electoral, esa experiencia se ha desprestigiado. En la mayoría de los países, tener un buen currículum se asimila a tener un prontuario. La mayoría de la gente está encandilada por la novedad. Es más fácil ganar siendo desconocido y extraño que consiguiendo maestría. Cuando un político experimentado es candidato, su mayor desafío es lograr que lo vean como nuevo, alguien que no es de “los políticos de siempre”.

La política es enfrentamiento por el poder. El ataque tiene funciones que analizaremos detenidamente en el curso por internet que dictaremos desde este mes en la Universidad del Sur de Buenos Aires, perteneciente al grupo Perfil. Pero como todo, sus funciones han variado en la sociedad del espectáculo. Desde hace rato venían dándose pistas sobre lo que ocurre en este tema, que se agudizaron con la pandemia.

Las antiguas normas de comportamiento ya no se respetan. El lenguaje violento, la intrusión en la vida privada de las personas no tiene límite. La privacidad ha muerto. Todos los días somos filmados por decenas de cámaras de la policía, de los vecinos, de cualquier voyerista. Todos tienen un celular que les permite filmar cualquier cosa y usar las imágenes para armar una historia escandalosa. La inteligencia artificial ayuda a que se inventen situaciones con total verosimilitud; es difícil distinguir lo real de lo inventado. Los infundios quedan flotando en el ambiente y la honra de todos está en riesgo: nunca es posible refutar las imposturas, en la sociedad de la posverdad.

Desde hace rato se usa el escándalo como herramienta para manejar la agenda política. Anne Lewis, la secretaria de comunicaciones de Clinton, lo explica bien en un ensayo publicado en castellano en Buenos Aires por Crujía, que está en el libro Cambiando la escucha. Este es uno de los usos del ataque, al que el actual gobierno acude con frecuencia. Manejar la agenda del país es una de las aspiraciones de todo presidente. AMLO lo lograba con sus mañaneras en México, Milei lo hace con su comunicación pendenciera.

Pero el juego tiene riesgos, si se abusa de él. Ha sido una de las razones para que los dirigentes del socialismo del siglo XXI no puedan conservar el poder por vía democrática. Todos ellos se ensañaron, atacaron, persiguieron, se burlaron de quienes disentían.

Los más primitivos, Ortega y Maduro, han tenido que usar la fuerza para mantenerse en el poder, a pesar de la oposición masiva de la población. En ambos casos instalaron dictaduras militares siniestras, matando y torturando a opositores, destruyendo a la prensa libre.

Correa, durante diez años, dedicó la tarde de los sábados a insultar a cuanta persona se le ocurría. Persiguió a la mayoría de los líderes indígenas y sindicales, a quienes defendían leyes en favor de las mujeres, a los periodistas, a todo el que pensara de manera diferente o se atreviera a desafiar a su majestad.

En su último período, sabiendo que no podía ganar la reelección, postuló a su vicepresidente, Lenin Moreno, con la intención de manejarlo, pero quienes son elegidos presidentes suelen creer que han sido elegidos para eso y no son fieles a sus mentores. La acumulación de insultos tuvo un precio: desde que no pudo ser reelegido, todas las encuestas encuentran que la mayoría de ecuatorianos dice que nunca votaría por él ni por sus candidatos. Ha sufrido tres derrotas consecutivas y su proyecto está en desbandada.

Pasa algo semejante con Evo Morales que gobernó Bolivia durante casi dos décadas. Como Correa, persiguió a los opositores, insultó, expropió sus pertenencias, acumuló enemigos. En las últimas encuestas está claro que su imagen negativa le impediría ser elegido presidente. Su respaldo sería letal para sus compañeros de partido Luis Arce o Andrónico Rodríguez. Una amplia mayoría de bolivianos dice que nunca votaría por Evo, ni por un candidato apoyado por él. El boliviano puso de presidente a Luis Arce para mantener su poder y ahora es su más enconado adversario.

En Argentina, Cristina Fernández organizó una variante del peronismo de izquierda con cartel en el tiempo del espectáculo. Ha sido la única mujer que ganó la presidencia del país, dos veces, en una sola vuelta, el personaje político más importante del país en lo que va del siglo. Su agresividad incontrolable le llevó a decir que los argentinos debían temer a Dios y un “poquito” a ella. Atacó a muchos, persiguió a todos los que no respaldaban su proyecto “nacional y popular”. Sabiendo que no podía conquistar la reelección puso a su propio títere, que una vez en la Rosada se sintió presidente y la negó.

La condena a prisión le ha dado un aliento en su liderazgo; el peronismo tiene que unificarse para respaldarla. Es un personaje internacional, no a cualquiera la visita alguien como Lula da Silva, pero la suerte está echada. Como Evo y Correa, tiene una minoría que la respalda con firmeza, pero la mayoría dice que nunca votaría por ella o por una nueva marioneta que invente.

En el curso que estamos por empezar, analizaremos las ventajas y los peligros de atacar. En la teoría tradicional, solo se debe atacar si con eso se consiguen nuevos votos o adherentes, o si se logran objetivos estratégicos que ayuden a ganar las elecciones. ¿Cuántos votos consigue La Libertad Avanza Carajo insultando a Jorge Fontevecchia, Carlos Pagni, Fabián Doman, Florencia Peña o Lali Espósito? Cada uno de ellos es respetado y querido por un grupo de argentinos. ¿Vale la pena seguir sumando adversarios? ¿Cuáles son las consecuencias de la iracundia en el mediano y largo plazo?

En esta sociedad, la violencia tiene más de show que de agresión real, pero el espectáculo cansa cuando se repite demasiado y no tiene que ver con las demandas y los sueños de la gente. Lo grave no es que quien insiste en este juego pierde credibilidad, sino que llega a aburrir. El candidato o el presidente, cuando son predecibles, pierden encanto. Esto puede afectar más a Milei, porque sus mejores credenciales son la autenticidad y la novedad.

Es prudente analizar las cosas con objetividad. En todas las elecciones que se realizaron este año, la abstención estuvo cerca del 50%, algo que no debería pasar si existiera en realidad un proceso de transformación respaldado por la mayoría de los argentinos. En algunas de las elecciones, como la de la Ciudad de Buenos Aires, la abstención fue enorme, aunque hicieron campaña varios de los principales líderes del país y jugaron los aparatos del Estado y del gobierno local.

Las votaciones de La Libertad Avanza Carajo no han sido demasiado buenas. En la Ciudad derrotaron a un PRO al que ya venían absorbiendo, jugando hábilmente al gato y al ratón. Su exitoso 30%, dada la abstención, no suma ni siquiera al 20% de los porteños. Estuvo muy cerca el peronismo, con el 27% de los sufragios y tercero el PRO con el 15%.

En el Chaco, LLAC consiguió el 45%, seguido por el peronismo, con el 33%, y el Frente Renovador, con el 11%. En Formosa barrió Gildo Insfrán, símbolo del peronismo más anticuado, mientras LLAC no llegó al 10%. En Jujuy una alianza de partidos de centroizquierda sacó el 38%, frente a un 21% de LLAC. En todas las demás elecciones realizadas en las provincias, LLAC no logró el primer puesto, y en algunas ocasiones terminó tercera. No parecería la mejor situación para seguir sumando opositores.

En la provincia de Buenos Aires es probable que se enfrenten el peronismo unificado y LLAC con el PRO absorbido. Será la batalla final de una forma antigua de hacer política.

Más Noticias

Noticias
Relacionadas

Ser de Córdoba a 452 años de la fundación

En este 6 de Julio se cumplen 452 años...

APTRA lanzó los Premios Martín Fierro a los portales digitales: todos los nominados

La Asociación de Periodistas de la Televisión...

La ciudad de Córdoba celebra su 452 aniversario este domingo con diversas actividades

Se destacan la Maratón Ciudad de Córdoba 2025, con...