El Polaco no aguantó más y soltó lo que venía guardando hace tiempo. Después de que Barby Silenzi hablara públicamente sobre los motivos de la separación, el cantante se hartó de que lo expusieran en televisión. “Si quiero hablar también puedo hacerla quedar mal en un montón de cosas, pero no soy así”, lanzó con tono seco y directo. Las cámaras lo captaron molesto y con pocas ganas de disimular.
La bronca se desató cuando escuchó a Barby contando anécdotas íntimas en un programa. Ella habló de mujeres, de audios de famosos y hasta de un pollo que quedó en el horno. El Polaco no negó nada, pero dejó clara su postura: “Son cosas nuestras, de la pareja, yo no quiero hablar de eso porque son intimidades nuestras que ya pasaron hace un montón”. En vez de negarlo, prefirió reírse.
Sin embargo, no se quedó callado. Admitió que tiene muchas cosas para decir, pero eligió no hacerlo. “Yo si quiero contar cosas, también tengo para contar, pero no, esas me las guardo para mí”, afirmó con la mirada seria. En ese momento, dejó entrever que guarda secretos que podrían cambiar la imagen que muchos tienen de Barby.
Cuando le preguntaron si estaba soltero, se mostró ambiguo y evitó el título definitivo. “Estoy separado, pero no sé si es para siempre, no me gusta porque siempre hay puertas abiertas”, dijo sin rodeos. Reconoció que ya no quiere ventilar su vida privada y que prefiere procesar todo en terapia: “Esto lo hablo con mi psicóloga, con mi psiquiatra”.
Durante toda la nota mantuvo un tono calmo, pero su mirada reflejaba fastidio. Aclaró que sigue queriendo a Barby y que, más allá del enojo, ella ocupa un lugar especial. “La quiero mucho a la flaca, es el amor de mi vida y no tengo nada para decir”, afirmó. Pese al dolor, no quiso caer en la guerra mediática.
En medio del escándalo, El Polaco dejó un mensaje claro: está cansado de que se usen sus intimidades como contenido. Ya no busca defenderse ni atacar, solo quiere silencio. “Antes hacía un quilombo, me sentía mal cuando contestaba en los medios”, confesó. Ahora, intenta cerrar una etapa con la calma que no tuvo en el pasado.