En el mundillo de los aficionados a la conducción temeraria lo llaman «drifting«, pero no es otra cosa que derrapar al tomar una curva a gran velocidad forzando al máximo los frenos, la suspensión y los neumáticos del coche. Y la extensión de esta moda entre conductores irresponsables se está convirtiendo en un peligro en carreteras de curvas cerradas, como suelen ser las de montaña, en las cercanías de grandes núcleos urbanos o áreas turísticas.
En la práctica de esta especie de deporte de riesgo no suele importarles a los conductores si alguien sube por el otro carril. En esta ocasión ha sido en Gran Canaria. La unidad de Tráfico de la Guardia Civil en Las Palmas investiga la conducta de dos jóvenes conductores que se dedicaban a hacer espectaculares derrapes en curvas cerradas de la red de carreteras de la isla.
Ellos mismos se han delatado colgando sus hazañas en redes sociales. Al fin y al cabo, no hay drifting si no hay una buena difusión del derrape, pues la práctica de este juego suicida tiene más que ver con el ego que con la habilidad.
Por supuesto, los conductores no conseguían mantener el control de sus coches, y se les ve en los vídeos chocar contra señales y barreras protectoras. A los golpes les dan tanta importancia como si los hubieran sufrido en un videojuego.
Ha contado este sábado la Guardia Civil que uno de los denunciados por el instituto armado es un influencer del mundo del motor.