Un rayo que se arqueó en el cielo desde Texas hasta Kansas en el otoño de 2017 rompió oficialmente todos los récords y es el más largo del mundo jamás identificado: atravesó grandes llanuras de América del Norte durante 829 kilómetros.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) certificó un nuevo récord mundial para la distancia de una descarga de rayo: 829 kilómetros con un margen de error de 8 kilómetros, en el marco de un fenómeno registrado el 22 de octubre de 2017 durante un complejo de tormentas en Estados Unidos.
Mejorando los sistemas de alerta temprana
El superrayo superó en 61 kilómetros a la marca previa de 768 kilómetros, establecida en abril de 2020. La medición y validación de este fenómeno se explican en un estudio publicado en el Bulletin of the American Meteorological Society (BAMS).
El enorme rayo atravesó el cielo desde el este de Texas hasta las proximidades de Kansas City, Missouri, cubriendo una extensión similar a la distancia entre París y Venecia. Para poner en contexto la magnitud del fenómeno, un vehículo tardaría ocho o nueve horas en recorrer este trayecto, y un avión comercial al menos 90 minutos. Este hallazgo amplía nuestra comprensión de la dinámica eléctrica a gran escala.
En principio, esta descarga no había sido detectada en el análisis de 2017. Fue identificada mediante la reevaluación de datos satelitales, especialmente del Geostationary Lightning Mapper (GLM), a bordo del satélite GOES-16. Esta tecnología posee un dominio de observación mayor que las tradicionales redes terrestres de mapeo de relámpagos, permitiendo detectar megatormentas con una precisión inédita.
Según una nota de prensa, la metodología utilizada por la OMM para medir la extensión máxima del rayo se basa en la distancia del gran círculo más largo entre los puntos de inicio y fin de la descarga eléctrica. El margen de error de 8 kilómetros garantiza la exactitud en la certificación de récords extremos: la marca anterior se había obtenido con el mismo método.
Solo un ejemplo aislado: más superrayos esperan ser identificados
Los superrayos o megaflashes se generan con mayor frecuencia en los sistemas convectivos de mesoescala (MCS), sobre las grandes llanuras de América del Norte, un área conocida por tormentas severas. Las corrientes ascendentes en estas nubes electrificadas permiten que la descarga se propague horizontalmente cientos de kilómetros: comprender estos procesos es vital para afinar los modelos atmosféricos y los sistemas de alerta temprana ante fenómenos extremos.
El impacto de un rayo de esa magnitud no se limita a aspectos científica o técnicos. Puede afectar la seguridad aérea y aumentar el riesgo de incendios forestales, entre otras consecuencias. Los especialistas consideran prioritario mejorar la monitorización de estas descargas, para proteger vidas y bienes en zonas de alto riesgo meteorológico.
Referencia
A New WMO-Certified Single Megaflash Lightning Record Distance: 829 km (515 mi) occurring on 22 October 2017. Michael J. Peterson et al. Bulletin of the American Meteorological Society (2025). DOI:https://doi.org/10.1175/BAMS-D-25-0037.1
Estos hallazgos subrayan la importancia de las nubes electrificadas como agentes de peligro global: la identificación de fenómenos extremos refuerza protocolos de seguridad y alerta a las aeronaves sobre descargas que pueden recorrer cientos de kilómetros, naciendo desde la célula principal de tormenta.
Por último, los expertos destacan que el rayo de 829 kilómetros es solo un ejemplo aislado de fenómenos que desafían los límites de observación. Con el aumento de datos y mejoras en procesamiento tecnológico, será posible identificar descargas aún más extensas, aportando información valiosa sobre la estructura eléctrica de las tormentas más severas en el planeta.