Dos crustáceos decápodos -a ojos de una gallega parecen nécoras- se aparean a 1.442 metros de profundidad en aguas de la costa de Mar del Plata. Con mucho frío -el agua está a menos de 3 grados centígrados- y cero intimidad: hay al menos veinte mil personas mirando, vía YouTube, en una retransmisión dirigida desde un buque oceanográfico construido en el astillero vigués Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard): el Falkor Too. El mismo desde el que se logró grabar por primera vez, la pasada primavera, un ejemplar de calamar gigante hamiltoni, que pueden llegar a medir siete metros de longitud; el mismo que descubrió, a 100 millas de Costa Rica y en enero de 2024, cuatro nuevas especies de pulpo; el mismo que debe su nombre al dragón blanco de la película La historia interminable (Fújur en el libro original de Michael Ende).
Cada vídeo en streaming dura unas ocho horas y congrega a una media superior a esas veinte mil almas que observaron el apareamiento de las aparentes nécoras. Y la gente participa febrilmente en el chat. «¿Podría salir un pulpo mimetizado con el entorno?» «No sé si es profesional que respondan esta pregunta, pero me da mucha curiosidad saber si creen en los mitos del océano, y si tienen miedo de algo desconocido… Atlántida, Kraken, Cthulhu…». «Somos veinte mil cucas viendo esto!» Y muchos aplausos a la «ciencia argentina», si bien el buque es propiedad de la Schmidt Ocean Foundation, la única que dispone de un oceanográfico y lo chartea de forma filantrópica en todo el mundo.