Después de 23 días de competición en Singapur llegó el duelo más esperado de los Mundiales de natación. La interminable cita asiática (han sido los campeonatos más largos de los últimos tiempos) centró sus focos en el pulso en dos extraterrestres: la leyenda Katie Ledecky (Washington, 28 años) y la poderosa Summer McIntosh (Toronto, 18 años). No hubo ‘sorpasso’ en los 800 metros libres: la estadounidense agrandó su leyenda con el séptimo oro en la disciplina y su medalla número 30 en los Mundiales (a solo 3 de Michael Phelps). La plata fue para la australiana Lani Pallister y el bronce para McIntosh, que se vino abajo en el tramo final.
No era una carrera cualquiera la que se celebraba en la piscina del OCBC Aquatic Center de Singapur. Ahí se debatía quién sería la reina de los Mundiales en un pulso épico de los que siempre quedan para el recuerdo. Poco más se podía decir de Ledecky, indiscutible dominadora de la prueba con un póquer de oros en los cuatro últimos JJOO y poseedora del récord mundial desde mayo de este año. McIntosh también tenía marcada en rojo una cita que podía equipararla con Phelps como la única nadadora con cinco títulos individuales en un solo campeonato del mundo, pero Ledecky volvió a exhibir su tremenda voracidad.
Ritmo infernal
La estrella de Washington, la mejor nadadora de la historia, impuso un ritmo infernal desde el comienzo. Alcanzó los primeros 100 metros 16 centésimas antes que su principal rival y el pulso se mantuvo en un puño en todos los parciales, con Pallister en tercer lugar. A 100 metros del final, McIntosh se colocó primera, pero Ledecky no se amilanó y recuperó el primer puesto por delante de Pallister, que firmó un final extraordinario que cerca estuvo de amargar a la leyenda. Ganó Katie con una marca de 8 min 05.62, a medio segundo del récord mundial que ella mismo estableció en mayo al superar una marca que seguía firme desde 2016.
La canadiense, 10 años más joven que su rival y 10 centímetros más baja (mide 1,73 m), se había colgado tres oros en tres pruebas en Singapur y en junio marcó el tercer mejor tiempo de la historia en 800 metros libres. Los otros nueve tiempos del top 10 pertenecen a Ledecky, que también tiene 25 de las 30 mejores marcas de la disciplina, una auténtica barbaridad. «Estoy muy feliz, ha sido una carrera apasionante que no se ha decidido hasta el final. A estas alturas de mi carrera ya no tengo nada que perder. He confiado mucho en mis piernas y salió bien», aseguró Ledekcy, que logró retrasar ese cambio de guardia que el tiempo siempre acaba trayendo de forma inexorable.
«Ha sido una carrera apasionante que no se ha decidido hasta el final. A estas alturas de mi carrera ya no tengo nada que perder. He confiado mucho en mis piernas y salió bien»
Katie Ledecky
— Campeona del mundo de 800 metros libres
Eterno reinado
Ledecky ya fue la más rápida en las series del viernes por la mañana, clasificándose para la final del sábado con un tiempo de 8.14.62, mientras que McIntosh fue tercera con 8.19.88, pero la canadiense venía de conquistar el oro en 200 mariposa y esperaba recuperar energías para la gran cita de este sábado. Los 800 libres siempre serán las prueba fetiche de Ledecky, que saltó a la fama en los JJOO de Londres de 2012 cuando se coronó en esta prueba con solo 15 años. Ahí comenzó un reinado que se ha prolongado durante más de una década, con siete oros mundialistas, incluido el de este sábado en una carrera para la historia.
Ledecky, durante la carrera de este sábado en la final de 800 libres. / Lee Jin-man / AP
Las dos americanas ya habían protagonizado un duelo directo en los 400 libres de Singapur, en los que salió victoriosa la canadiense. ‘Legendecky’ se había coronado ya en estos mundiales en el 1.500, una disciplina en la que no ha perdido ni una carrera en 15 años. Con su victoria en el 800 firma un doblete excelente que prolonga su eterno reinado.