La tristeza y el dolor han inundado de nuevo la Rambla de Barcelona por unos instantes otro 17 de agosto, antes de que los peatones y los turistas volvieran a llenarla. El paseo universal de Barcelona ha vuelto a reparar en la cicatriz indeleble que causó el zarpazo que, este domingo hace ocho años, el terrorismo yihadista propinó para siempre en el centro sentimental de la ciudad, cuando una furgoneta conducida por uno de los jóvenes de la célula de Ripoll se abalanzó sobre la multitud en una tarde de verano. Los atentados del 17A en la capital catalana y Cambrils causaron al menos 368 víctimas, incluidos 16 muertos. Allegados de los fallecidos, supervivientes y autoridades han regresado una vez más al mosaico de Joan Miró, donde el vehículo quedó frenado tras el atropello masivo, y han rendido tributo a los fallecidos y heridos, en una jornada menos tensa que otras ocasiones y en que las víctimas han confiado en que pronto se cumplirá una reinvindicación que aguardan desde hace años, para que reabra una oficina que las atienda en Catalunya.
«Hace un año hubiese dicho que no sabía si se haría, pero ahora estoy muy convencido de que se hará«, ha declarado Robert Manrique, superviviente del atentado de ETA en Hipercor en 1987 y quien arropa a decenas de afectados del 17A desde hace mucho. Ha calculado que «en unos dos meses» se puede anunciar la creación de la oficina de víctimas, que la Generalitat dispuso durante un breve período de tiempo antes de ser eliminada por los recortes en 2010. «Es una lástima que se cerrase porque, si hubiese continuado, todo el jaleo de buscar y asistir a las víctimas del 17A no hubiese pasado«, ha opinado.
«Han pasado ocho años. ¿Se hará? Espero que sí y que haya noticias pronto», ha remachado Manrique. A su vez, ha comentado que los representantes de los afectados tienen previstas reuniones con el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat para acabar de perfilar la oficina. «Parece que se han puesto las pilas y esperamos que esté pronto, hay buena predisposición«, ha apreciado Manrique, que ha calculado que no debería tardar mucho en estar operativa: «La otra vez se montó en tres semanas».
No es la única reclamación que los afectados por el terrorismo abanderan en Catalunya y que el Parlament se comprometió a adoptar en 2022. Siguen reclamando una ley autonómica sobre víctimas («Catalunya es el segundo territorio del Estado que tiene más, cuesta entender que no exista», ha remarcado Manrique) y un protocolo de atención postatentado. Varias víctimas en persona entregaron un documento para recordar esas peticiones para nada nuevas a los políticos hace un año. Esta vez -con una sesentena de afectados por acciones de ETA, Terra Lliure, la extrema derecha y el yihadismo presentes- no ha sido necesario. Aparte, también solicitan un centro de memoria sobre el terrorismo en Barcelona. «Más de 20 bandas terroristas han atentado en Catalunya, eso se tiene que explicar desde la perspectiva de las víctimas», defiende Manrique.
Protesta por la «verdad»
A la ofrenda floral en mitad de la Rambla, han acudido el president de la Generalitat, Salvador Illa; el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni; el preaident del Parlament, Josep Rull; el delegado del Gobierno, Carlos Prieto; la consellera de Interior, Núria Parlon, diputados de la cámara catalana y concejales del ayuntamiento. La ceremonia ha resultado menos tensa que otros años, en que las víctimas o los manifestantes evidenciaron sus diferencias con los políticos. Esta vez, ha sido sobria y solemne bajo los acordes del ‘Cant dels ocells’.
Sí ha habido un grupo de manifestantes que, en silencio, han mostrado carteles con las consignas ‘Estado asesino’ y ‘basta de verdugos’. Enarbolaban también una estelada y forman parte de la plataforma 17A exigim responsabilitats, que ha convocado una concentración este mismo domingo ante la Jefatura de la Policía Nacional en la Via Laietana. Los rescoldos del 17A y las incógnitas sobre la prearación y la ejecucióndel atentado se han reavivado en los últimos meses, a medida que se han encadenado comparecencias en la comisión de investigación del Congreso sobre los atentados en Catalunya, una de las condiciones de ERC y Junts a Pedro Sánchez a cambio de la investidura en 2023.
Las declaraciones, que se retomarán en otoño, en la cámara han venido a alimentar a menudo las incógnitas sobre el crimen. El exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán reconoció que agentes se reunieron con el eximán de Ripoll y cerebro del ataque, Abdelbaky Es Satty mientras estaba encarcelado en 2014, pero que nunca fue colaborador ni informador de los servicios secretos. El excomisario José Manuel Villarejo aseguró que la matanza se pudo haber evitado y que se cometieron negligencias y el terrorista que sobrevivió a la explosión de la casa de Alcanar, Mohammed Houli Chemnal, sostuvo que el CNI sabía que la célula iba a atentar.
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