Un nuevo estudio ha identificado cómo los gérmenes que pueblan nuestros cuerpos y generan una comunidad microbiana dinámica actúan dando forma al cerebro antes del nacimiento: los científicos desvelaron cómo los primeros microbios provenientes de la madre comienzan a influir en el cerebro en desarrollo del bebé.
Un equipo de la Universidad Estatal de Michigan (MSU), en Estados Unidos, descubrió que los microbios que colonizan al recién nacido juegan un papel decisivo en la formación temprana del cerebro, especialmente en una región clave para el control del estrés, la conducta social y funciones vitales del organismo.
Estas conclusiones, que se incluyen en un estudio publicado en la revista Hormones and Behavior, podrían transformar la visión médica sobre la microbiota perinatal y las prácticas obstétricas actuales. Además, reafirman nuevamente el papel crucial de la microbiota humana: se sabe que las colonias de microorganismos que nos habitan participan en procesos esenciales como la digestión y la defensa inmunitaria.
Microbiota y desarrollo cerebral
Ahora, la investigación estadounidense subraya que también intervienen en la neurogénesis: durante el nacimiento, al pasar por el canal de parto, el cuerpo del neonato se coloniza de microbios que llegan en el momento justo para influir en la maduración de circuitos neuronales críticos.
Sin embargo, en Estados Unidos el 40 % de las mujeres recibe antibióticos en el entorno periparto y un tercio de los partos se realizan por cesárea. Estas intervenciones alteran la microbiota materna y la que recibe el recién nacido, una condición que podría tener consecuencias ocultas en el desarrollo neurológico temprano y, potencialmente, en la salud mental a largo plazo.
Para desvelar los detalles de esta interacción, los investigadores trabajaron con ratones: se enfocaron en el núcleo paraventricular del hipotálamo (PVN), una región que regula la liberación de hormonas del estrés, la presión arterial, el equilibrio hídrico y conductas sociales fundamentales.
Los experimentos demostraron que todos los ratones gestados por progenitoras liberadas de gérmenes mostraron un recuento significativamente menor de neuronas en el PVN, sin importar la exposición a microbios después del nacimiento.
Desde antes del nacimiento
Además, las observaciones en ratones adultos confirmaron que la falta de colonización microbiana prenatal y neonatal genera una reducción persistente de neuronas en esa zona cerebral, sugiriendo efectos duraderos sobre la arquitectura del sistema nervioso central.
La sorpresa mayor fue descubrir que los microbios ya actúan desde el útero mediante señales maternas. «Nuestro trabajo demuestra que, lejos de evitarlos, debemos considerarlos socios en el desarrollo temprano. Están ayudando a construir nuestro cerebro desde el primer momento”, indicó en una nota de prensa la profesora Alexandra Castillo Ruiz, líder del equipo de investigación.
Referencia
The microbiota shapes the development of the mouse hypothalamic paraventricular nucleus. Yvonne C. Milligan et al. Hormones and Behavior (2025). DOI:https://doi.org/10.1016/j.yhbeh.2025.105742
Los científicos proyectan ahondar en los mecanismos moleculares de esa comunicación, identificando metabolitos microbianos y moléculas «mensajeras» que atraviesan la placenta. Asimismo, planean colaborar con obstetras para recopilar muestras de líquido amniótico y calostro, con el fin de comparar perfiles microbianos y determinar su impacto en la maduración cerebral humana.
Al mismo tiempo, estos hallazgos invitan a replantear el uso generalizado de antibióticos en el parto y la decisión rutinaria de cesáreas, subrayando la relevancia de preservar la microbiota materna. Frente a esto, ya se trabaja en protocolos que minimicen la alteración microbiana, sin comprometer la seguridad de la madre y el recién nacido.