Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Mapfre sobre su accidente: «el casco evitó una lesión cerebral de gravedad»

En España el uso del casco en bicicleta es obligatorio para los menores de 16 años en cualquier circunstancia, tanto en ciudad como en carretera. Para los mayores de 16 la obligación se limita a las vías interurbanas: no cumplir con esta norma puede acarrear una multa de 200 euros.

Pero más allá de las sanciones administrativas, la razón fundamental para ponerse el casco es otra mucho más importante: la propia seguridad. Y en este punto resulta especialmente relevante el testimonio de Jesús Monclús, doctor ingeniero industrial y actual director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE.

El pasado 17 de febrero, cuando se dirigía en bicicleta a su trabajo en Madrid, un coche invadió el carril bici y él acabó en el hospital. “Gracias a Dios que hay cascos de ciclistas”, le dijo el médico de emergencias del Hospital Universitario La Paz tras comprobar que, a pesar de la caída y del golpe contra el asfalto, había evitado un desenlace mucho más grave.

Monclús sufría “una ligera conmoción cerebral, fractura de muñeca, magulladuras, y, lo más relevante, una rotura del hueso orbital bajo el ojo derecho” y “el casco evitaba que sufriera una lesión cerebral de gravedad o, incluso, muriera”.

Con más de 30 años de experiencia en seguridad vial, ni su conocimiento ni su trayectoria le libraron de sufrir un siniestro. Sin embargo insiste en la suerte que tuvo: “para lo que podría haber pasado, y de hecho pasa, tuve suerte”.

Los datos confirman la importancia de esa “suerte”. En España, en 2023, 90 ciclistas perdieron la vida de un total de 849 que resultaron grave o mortalmente lesionados, según la Dirección General de Tráfico. Y las cifras del Instituto para la Investigación en Seguridad Vial (SWOV) son contundentes: llevar casco reduce en un 60% el riesgo de lesión grave en cráneo o cerebro.

La comparación con Países Bajos, país referente del ciclismo urbano, también es reveladora. Allí fallecieron en 2024 un total de 208 ciclistas y se estima que si el 50% de ellos hubiera llevado casco se habrían evitado unas 50 muertes. Además sólo ese año unos 74.300 ciclistas acabaron en el hospital, cerca de 48.900 con lesiones graves, de los cuales un 4% sufrió una herida grave en el cerebro o el cráneo.

Monclús recuerda también que su recomendación se extiende a otros usuarios vulnerables de la vía: “usar casco siempre. Un consejo que extiendo a los usuarios de patinetes eléctricos, más aún tras la cifra de 14 fallecidos que se alcanzó en 2024 en siniestros con este tipo de vehículos”

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