Maribel Vilaplana rompe su silencio. Pasados diez meses de la dana del 29 de octubre, la periodista que comió con Carlos Mazón ha remitido una carta abierta en la que da su versión por primera vez en primera persona de lo acontecido aquella tarde y los días posteriores, en los que asegura que vivió una «auténtica pesadilla» que derivó en un ingreso hospitalario.
Uno de los datos relevantes que aporta Vilaplana tiene que ver con la cronología. La comunicadora retrasa ahora el momento de su salida de El Ventorro, que en un principio ubicó en torno a las 17.40 horas y ahora aplaza a las «18.30 y las 18.45 horas».
Igualmente, asegura haberse «convertido en una diana», víctima del «morbo» y del «machismo rancio». Además de defender que su presencia en el restaurante fue una «maldita coincidencia», se desliga de cualquier responsabilidad y señala que «el foco debe estar donde corresponde: en las personas que aquel día tenían responsabilidades y poder de decisión. Son ellas las que deben dar explicaciones».
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