Lucía Mayordomo, jueza en Torrent: «A las víctimas de la dana les digo que confíen. Hay mucha gente trabajando para ellas»

– ¿Cómo lleva toda la atención mediática desde que el CGPJ visibilizó su trabajo?

– Todo surgió a propuesta de Manrique Castelló, jefe de prensa del TSJCJV, para dar visibilidad al trabajo de la justicia, y se grabó el vídeo para el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Me pareció una buena idea, porque se hicieron muchas cosas y mucho trabajo, por un grupo de gente muy grande, no solo de una juez. Se hizo una grabación con todas las funcionarias, la letrada de la Administración de Justicia que estaba conmigo. Y sirvió para “ajustar cuentas” con todas ellas, en el sentido de reconocimiento de su trabajo, que tengan lo que se merecen, porque… No se puede hacer una idea…

– También ha servido para que toda la atención mediática no se centre en su compañera, la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, que no puede realizar declaraciones a la prensa. A través de usted se visibiliza el trabajo que desde esa noche hicieron las dos -Catarroja y Torrent son los dos partidos judiciales con más víctimas- pero también el de los 21 juzgados de diez partidos judiciales que abrieron diligencias por fallecidos.

– Esto fue tremendo. Un monstruo. Creo que es la primera vez, tampoco puedo asegurarlo con seguridad al cien por cien, que tantos partidos judiciales se ven afectados por una catástrofe. No es nada frecuente. Esto superaba con creces lo previsible para todo el mundo.

– ¿Hubo coordinación entre ustedes?

– Sí. Dependió de cuando tuvimos cobertura. Al principio la cosa fue muy loca y muy difícil, porque yo no tenía cobertura en el teléfono. Hasta el primer o segundo día cuando conseguí hablar con Nuria, desde el puesto de mando, porque me estaban dando los reportes de todos los fallecidos, también de Catarroja, al establecer aquí el puesto de mando. Catarroja no tenía juzgado. No podían ni entrar. Requena tenía unas circunstancias, Torrent o Valencia otras. En el momento en que ya estábamos todos metidos en el ajo, cada uno con sus circunstancias, teníamos que coordinarnos. Y la coordinación básica vino en base a dónde están los fallecidos, Actuamos toda la justicia a una, sin que nadie discutiera ni lo más mínimo. Con el Instituto de Medicina Legal, las antemortem, donde se toman las muestras… Yo me quedé en Torrent porque estábamos cerca de Paiporta y si la gente tenía que venir andando, no tenía cómo llegar a Valencia. Y en Torrent, mis compañeras abrieron el juzgado de Torrent. Sin luz, sin agua, sin nada, limpiaron como pudieron y empezaron con boli, con papel para hacer un excel, a mano como un horario de cole.

– La tarea más ingente, urgente y necesaria era la de levantar los cuerpos de los fallecidos. Debe haber sido lo más duro a lo que se han tenido que enfrentar. ¿Usted qué le diría a las personas que dudan de que la cifra de fallecidos es real?

– Que no se dejen llevar por lo que se dice. Que tengan absolutísima confianza y seguridad en que lo que se está diciendo es lo que hay. No hay nadie más, no ha quedado nadie atrás. Nos quedan dos por encontrar. Y digo nos porque me da igual de dónde fallecieran o de dónde fueran. Quedan dos personas únicamente. No hay más fallecidos. Nunca ha habido más fallecidos. Es que si hubiera habido más, habríamos trabajado más. ¿Por qué íbamos a parar en un momento dado? No tiene ningún sentido. No había más avisos. Claro que en un principio había miles de avisos. Es que al principio cada familiar daba por el mismo fallecido diez avisos. Es que los cinco primeros días era un absoluto caos.No teníamos ni medios, ni teléfono. Pero la labor de los medios de comunicación era la de decir: a ver, sentido común, dejen a la gente trabajar… Que tengan la completa seguridad, la certeza absoluta de que nunca ha habido más fallecidos. Jamás. Es que vamos a ver, tenemos pocos con lo que ya tenemos de verdad, ¿aún queremos más? ¿Es necesario tener más gente muerta? Porque si ya esto es una barbaridad. Si esto ya es una catástrofe, ¿para qué queremos más?

– Respecto a la decisión de que la causa se centralizara en Catarroja y no en Torrent. ¿Por que no dio ese paso al frente para asumir la instrucción?

– A mí me comunicaron que iba a asumirlo Catarroja. Conmigo no se consultó este tema. La inicial idea que se tuvo en Torrent era que nos crearan un juzgado de apoyo, un juzgado transversal. Una vez estaban hechos todos los levantamientos de cuerpos, traspasamos la documentación. Y luego se decidió que los delitos leves que se fueran generando y las causas que pudieran tener relevancia con respecto a la de la dana se fueran a este transversal. Obviamente, si la causa de la dana hubiera caído en el juzgado de Torrent, hubiera retomado esta causa. A mí se me comunicó que iba a ser Catarroja la que lo asumía. Yo no voy a entrar evidentemente en eso porque lo que no se merecen las víctimas es [entrar] en cuestiones jurídicas de competencia.

– ¿Usted lo hubiera asumido?

– Si me hubiera tocado, obviamente. Claro, no hay duda. Estamos todos ahí. Así que lo asumió la compañera, muy bien también. Porque lo importante es que se trabaje, que no se pare. Lo importante no es personalizarlo en una u otra persona. Las personas no somos lo importante, somos el medio para trabajar.

– ¿Qué le parecen las presiones que recibe su compañera, Nuria Ruiz Tobarra?

– Pues qué me van a aparecer… Es muy fatigoso creer que con las presiones se va a conseguir algo. Es absurdo. No se va a conseguir nada. Es decir, se va a conseguir entristecer y perjudicar personalmente. No se va a conseguir nada, porque las causas judiciales siguen su curso. No van a servir de nada objetivamente, nada más que para perjudicar personalmente a una persona que está haciendo su trabajo, y eso no tiene ningún sentido. Y es que somos muchos que hacemos el trabajo todos los días. Honestamente. Donde te toca trabajas al 100%.

– ¿Cómo hicieron esa semana?, porque ustedes hacen las guardias semanales…

– Yo llevaba de guardia desde el jueves 24 de octubre y esto ocurre un martes 29. En Torrent somos tres juzgados de instrucción. Las guardias son cada ocho días hábiles. Entonces yo tengo para tramitar el resto de las cosas del juzgado ocho días hábiles y tengo una semana de guardia de jueves a jueves. Cuando esto ocurre un martes, yo ya llevaba desde el jueves pasado de guardia y aguanté el móvil de la Guardia 15 días más, porque lo que tenía muy claro es que la guardia no la iba a pasar, esto no se iba a quedar así.

– ¿Quince días más?

– Claro. Y gracias a que tenía a mi compañera Maite, que después se ha ido a un pueblo de Tarragona de menores y a mi compañero Fernando, que está en el tres, que Fernando hizo todos los detenidos y todos los saqueos. Y Maite hizo de mí en Torrent hasta que yo llegué, en la organización del juzgado. Maite cogió el juzgado dos y uno. Y Fernando hizo detenidos. Es que es tan importante tener un equipo detrás… Nadie, nadie hace nada por sí solo. Si no tienes un equipo… Eso vale para todo. Tengo unos compañeros que no puedo mejorar. Tengo un equipo de trabajo que son unas mujeres increíbles y todos los funcionarios y todos los compañeros de Torrent trabajaron sin mirar el reloj. Nadie miró parar un minuto. Trabajaron como locos y era su forma de voluntariado.

– ¿Cuánto tiempo estuvo físicamente el juzgado de guardia ubicado en esta gasolinera?

– Cinco días. Cuando ya volví al juzgado fue muy bonito llegar. Habían hecho un papelito, un folio y lo habían repetido muchas veces: ‘Bienvenida Lucía”. También detrás de mi mesa. Había pasado una vida desde la última vez que me había sentado en ese despacho.

– ¿Cuál es el recuerdo más duro? Si quiere compartirlo…

– Para mi lo más duro es, a ver cómo lo transmito que se me entienda bien, el desamparo. Es la impotencia, el querer hacer y no poder. Porque no podíamos físicamente hacer más de lo que hacíamos. La impotencia, eso sí que es muy duro, de verdad. Y era rebelarte contra ti mismo porque necesitabas hacer, salir, ver qué pasa. Empezar, empezar. Y no se podía porque era inviable. Eso es lo más duro. También imágenes puntuales y concretas que nunca se me olvidarán.

– ¿Y el mejor recuerdo?

– Ver que la gente funciona. Y ver la entrega de las personas. Ver que a todos nos iguala el dolor y el sufrimiento. Y que nadie mira para sí, que todo el mundo mira para afuera ¿qué puedo hacer? ¿para qué soy bueno? ¿Qué necesitas?

– ¿En cuánto tiempo consiguieron localizar a las víctimas y levantar los cuerpos?

– Hubo un pico muy alto. Las primeras horas no se podía ni llegar a los sitios. Era por referencias. Es es donde estuvo el gran problema de las llamadas y de los avisos, porque había miles y miles. No puede ser. Vamos a ver, nos ubicamos. Los primeros días fueron duros porque iba todo el rato en ascenso, porque cada vez había más. No paraba, no paraba. Hasta el 4.º o 5.º día que ya empezó a dejar de subir el número de fallecidos fehacientemente, porque decías ya no aparecen más… Quedaban algunos garajes por ver, porque estaban llenos de agua. Hasta que no se vaciaba el garaje no sabía si había uno o dos o tres personas. Pero si faltaba algún vecino en el bloque, podías hacer una previsión. Los cuatro o cinco primeros días fueron terroríficos. No paraban los avisos, no paraban los fallecidos.

– ¿A qué hora fueron conscientes de que había fallecidos?

– Desde que me llamó al móvil un Guardia Civil de Paiporta, a la una y media aproximadamente. Avisé a una funcionaria de guardia que vive en Torrent: ‘Cuando puedas vete para el juzgado que la cosa tiene mala pinta’. El problema era el caos a esas horas. Cuando me vine aquí perdí cobertura y era un conocimiento muy parcial de lo que pasaba. Empecé a tomar conocimiento y qué nivel teníamos de problema gracias a los walkies de los policías. No gracias a que a mí me llamara, o nadie me lo dijera… Porque es que no tenía manera de llamar a nadie.

– ¿Piensa contar su experiencia a los futuros jueces en la escuela judicial?

– Estaría encantadísima. Hace tres años fui a un curso de grandes catástrofes con la UME (Unidad militar de emergencias). La teoría te la sabes, pero toda teoría queda en papel mojado, nunca mejor dicho. Puedes tener muchos reales decretos, pero es que esto rebasa todo. Aquí funcionamos en base a prueba, error, prueba, error. Acierto con esto, me lo quedo. Todo ese aprendizaje lo hemos trasladado al papel. Las funcionarias de mi juzgado -Mari Cruz, María, Raquel, todas…- hemos hecho una especie de autoprotocolo. Ojalá podamos transmitirlo. Creo que el CGPJ está en ello.

– Y, por último. ¿Usted qué les diría a las víctimas de la dana?

– Que nunca hubieran tenido que ser víctimas. Que confíen. Que hay mucha gente trabajando para ellas. Igual que se hizo, se sigue haciendo y se seguirá haciendo.

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