Nuevo Consell con gestos para Camps, Catalá y sin cuota de Mompó

Juanfran Pérez Llorca habla poco pero se le entiende. Si en sus escasas intervenciones se ha caracterizado por la concisión (nada que ver con los discursos de extensión castrista de su predecesor Carlos Mazón, cinco horas en el último debate de política general), sus gestos también están siendo bastante elocuentes.

Entre la ofrenda de paz y el juego del equilibrista, la reestructuración del Consell deja algunos mensajes claros. El primero, que el nuevo jefe del Consell aplica el manual del sucesor y busca desprenderse de la tutela del ‘padre político’ construyendo su propio equipo, con una limpieza casi total en Presidencia de la Generalitat. Llorca ha echado mano de altos cargos forjados en los gobiernos de Francisco Camps y Alberto Fabra, especialmente el primero, para la sala de máquinas del Palau.

Henar Molinero, nueva secretaria autonómica de Presidencia, fue una estrecha colaboradora de Camps, como Jacobo Navarro de Peralta, nuevo ‘cerebro’ del Palau como secretario autonómico de Análisis, Estudios y Políticas Públicas. Con Molinero, por cierto, también gana visibilidad el sector cristiano del partido, de capa caída dentro del ‘mazonismo’.

Para llevar la Comunicación, el president recurre al exjefe de informativos de la Cope y hasta ahora presidente del consejo de administración de À Punt, Vicent Ordaz. Más que lealtad personal, parece que Llorca busca experiencia para su círculo de confianza en esta nueva etapa.

Pese a las novedades, obviamente el nuevo president no rompe con el mazonismo, del que él mismo ha sido número dos. Continúan los principales referentes, como Susana Camarero, Marciano Gómez o José Antonio Rovira, aunque con movimiento de competencias. Para la portavocía, puesto clave, recurre a otro hombre de larga trayectoria como Miguel Barrachina, primero con Zaplana, y ahora con Mazón.

Camps: «De integración, nada»

La reestructuración deja también algunos mensajes en clave interna y mirando al futuro inmediato. Hay ofrendas de paz. Quizá el mensaje más nítido es el fichaje de Henar Molinero, un evidente guiño a Paco Camps y una reivindicación del (denostado) pasado del partido. Camps está en campaña para liderar el PPCV y Llorca tendrá que sentarse con él en algún momento si quiere un congreso regional sin sobresaltos en 2026. Con todo, en el entorno del ‘expresident’ lo han visto, más que como un gesto de paz, como un intento de neutralizar la operación retorno. “De integración, nada”, aseguran, y confirman que no ha habido contactos entre Llorca y Camps. Hoy, de hecho, el expresident celebra un nuevo acto masivo.

Como todo cambio supone un reequilibrio de la correlación de poderes, la nueva estructura ofrece también algunas pistas de un tiempo nuevo. La primera, con vistas a destensar las relaciones con María José Catalá. Más ramitas de olivo. Las maniobras para controlar desde el PPCV la sucesión de Carlos Mazón y evitar la imposición de Génova provocaron tensión dentro del partido. Los actuales barones provinciales y el sector de Mazón temían que Feijóo impusiera a Catalá. Unas semanas después, algunos cambios se han leído como un guiño a la alcaldesa de Valencia, una idea también alimentada desde la plaza del Ayuntamiento, que ayer presumía de influencia.

Es el caso de los nuevos consellers María Carmen Ortí, que viene de la Universidad Popular del ayuntamiento; así como José Díez, nuevo hombre fuerte de Llorca como vicepresidente segundo y conseller de Presidencia, con mucho pedigrí en el partido (su padre presidió la diputación), aunque también con perfil técnico y que Catalá ya promocionó en 2023.

Sin cuota Mompó

Quien no se ve reflejado en el nuevo Consell es el presidente provincial del PP de Valencia y presidente de la diputación, Vicent Mompó. El alcalde de Gavarda también estuvo en la operación para impulsar a Pérez Llorca como sucesor de Mazón, y en el palau de Batlia se reconocía este miércoles “decepción” y “malestar”. Hubo contactos con el Palau, pero finalmente no hay ‘cuota Mompó’ en el primer escalón del Consell. El nuevo gobierno, en todo caso, se ‘valencianiza’ con los nuevos consellers como Pepe Díez (Xàtiva) y Mari Carmen Ortí (València). Con Mazón, el desequilibrio en favor de Alicante y Castellón en menor medida era manifiesto.

Con Ortí, nueva consellera de Educación y Cultura, Llorca también sitúa a una valencianohablante al frente de una cartera muy sensible, sobre todo tras los roces con la comunidad educativa y la batalla identitaria despertada en los dos últimos años. Él mismo, Pérez Llorca, usuario de la lengua de Ausiàs March, también ha querido darle normalidad a la promoción del valenciano asumiendo las competencias desde Presidencia.

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