Vuelve la Navidad a Belén, a pesar de los Herodes de hoy

Después de dos años de genocidio en Gaza, vuelve a celebrarse la Navidad en la ciudad de Belén, lugar de nacimiento de Jesucristo, origen de la festividad de hoy.

De a poco, están volviendo algunos peregrinos y turistas, algo fundamental para la ciudad, que vive, en un 80 por ciento, del turismo religioso, y mucho más en estas épocas. La Misa de Medianoche en la Basílica de la Natividad volverá a celebrarse, como se hacía todos los años, con la presencia del Patriarca Católico de Jerusalén, y, probablemente, la presencia del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmmud Abbás.

Esto representa un poco de aire para Belén, con una economía que se basa en un 80 por ciento en el turismo religioso. Pero los últimos dos años por el genocidio en Gaza, y antes por la pandemia de Covid, se puede decir que desde 2020 este rubro cayó en picada. Ya no llegaban los peregrinos ni los turistas, y la desocupación en la ciudad trepó a casi el 70 por ciento.

Por otro lado, está el tema político y cotidiano, porque la situación en la región sigue sin normalizarse, principalmente en lo que se refiere al sistema de Apartheid implementado por el Estado de Israel en la Cisjordania ocupada ilegalmente. En toda Cisjordania (territorio que según la ONU debe ser el futuro Estado de Palestina) hay al menos 150 colonias israelíes ilegales, con más de 700 mil colonos, armados hasta los dientes y defendidos también por el ejército de ocupación que hace la vida imposible a los palestinos, impidiéndoles la libre circulación.

Esta situación afecta especialmente a Belén, una ciudad pequeña de unos 30 mil habitantes, pero pegada a Jerusalén y dividida de ésta por el Muro de la Vergüenza. Entre los palestinos, la mayoría es musulmana, pero hay una importante minoría de cristianos, que algunos cifran en un 10 por ciento, y otros se animan a subir hasta el 15 por ciento. Cuando llega la Navidad, los palestinos cristianos de distintas partes de Palestina, pero principalmente de Jerusalén (la ciudad más grande) quieren ir a Belén. Pero se encuentran con la misma realidad de cada día, los retenes israelíes que los someten a humillantes requisas, y que muchas veces, simplemente les impiden el paso. Por todo esto, a veces, la noche de paz y de amor se transforma en otra cosa.

Fiesta de esperanza y rebeldía

Sin embargo, para el pueblo palestino en general (tanto cristianos como musulmanes), la Navidad sigue siendo una fecha que representa la esperanza basada en la rebeldía.

Aunque estos rincones no están exentos de pinos, Papá Noeles y regalos, como en ningún otro lugar de mundo, en Palestina la Navidad adquiere un sentido distinto. Porque ellos resignifican esta historia de una pareja perseguida, marginada y discriminada. Cuando José y María no encontraban lugar para pernoctar, tuvieron que recibir a su hijo en un chiquero, en un establo de animales, en el peor lugar adonde un ser humano puede nacer.

La opción podría haber sido la desesperación, pero la esperanza iluminó de rebeldía esa pulsión de vida, y Jesús nació entre los animales, con la presencia de unos pobres pastores. Ellos habían sido empujados a hacer nacer a su hijo entre animales, señal de que su vida también sería una vida de animales. Y eso, si es que podía vivir, porque a los tres días, el rey Herodes ordenó una matanza general de recién nacidos, para asegurarse de que, entre tantos inocentes, también muriera Jesús, culpable de poner en discusión su mandato, según habían dicho los Tres Reyes Magos.

Pero también a esa prueba sobrevive Jesús, destinado a una gran revolución que va a anunciar, no solo el “reino de los cielos”, sino también una vida mejor aquí en la tierra. Jesús, además de un profeta y un personaje religioso trascendente (para los cristianos es el hijo de Dios hecho hombre), es un rebelde contra la opresión, contra el derrotismo, contra la injusticia. Es alguien que se va a rebelar contra los mercaderes del templo, contra los poderosos, contra los especuladores. Alguien que termina siendo un perseguido político, un torturado, y termina asesinado por sus ideas.

Luego vence a la muerte a través de la resurrección, pero esa es otra historia, esa es la historia de la Semana Santa.

Ahora estamos en la Navidad, en esa metáfora de la Navidad.

Frente a la opresión, frente a la matanza de ayer de Herodes, de hoy de Netanyahu, esta metáfora de la Navidad, la de aferrarse a la vida.

Frente a la opresión del Apartheid de hoy en Belén, aquella imagen de esos dos esposos que se la bancan, que hacen nacer a su hijo en un chiquero para animales.

Es un gesto de rebeldía y de esperanza, a pesar de todo, nacer, a pesar de todo, vivir, aferrarse a vivir. En Belén, y también en la Argentina.

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