Alerta nutrición: el riesgoso vínculo entre las fiestas de cumpleaños y el sobrepeso infantil

Si bien son momentos de alegría, detrás del encanto de las fiestas de cumpleaños infantiles se esconde una realidad que muchas veces pasa inadvertida. Estos festejos pueden representar una fuente significativa de calorías en la dieta de los chicos, y convertirse —si se acumulan sin compensación— en un factor de riesgo para el desarrollo del sobrepeso y de la obesidad infantil.

Según estimaciones del grupo de Profesionales Expertos en Nutrición Infantil (Profeni), un niño argentino puede llegar a asistir a unos 20 cumpleaños por año, entre los festejos de sus compañeros de escuela, amigos, vecinos y parientes. En cada uno de esos encuentros, se calcula que consumen entre 1200 y 1800 calorías provenientes, en su mayoría, de alimentos ultraprocesados, con alto contenido de azúcar, grasas saturadas, sal, y escaso valor nutricional. En total, esas celebraciones pueden representar un exceso calórico anual de entre 24.000 y 36.000 calorías, lo que equivale a entre tres y cinco kilos de grasa corporal adicional por año, si no hay una dieta balanceada y actividad física que lo compense.

Un niño puede asistir a unos 20 cumpleaños al año, y en cada uno consumir hasta 1800 calorías provenientes de alimentos ultraprocesadosSergii Kumer – Shutterstock

“Estas ingestas excesivas no son un hecho aislado”, advierten desde Profeni, un equipo interdisciplinario que busca promover infancias más saludables a través de la investigación, el desarrollo de propuestas para mejorar el perfil nutricional de los alimentos, y la educación de la comunidad. El planteo es claro: los cumpleaños se convirtieron, sin quererlo, en una repetida oportunidad para consumir productos hipercalóricos en exceso.

En la Argentina, el 41,1% de los niños en edad escolar presenta exceso de peso, según datos de la 2ª Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (Ennys2), realizada por el Ministerio de Salud de la Nación en 2019. Si bien esta estadística engloba múltiples factores —como el sedentarismo, la publicidad de alimentos dirigida a menores, la falta de acceso a opciones saludables y la disponibilidad de comida chatarra en el entorno escolar—, los expertos coinciden en que el tipo de alimentación que se ofrece en los cumpleaños infantiles se transformó en un elemento más dentro de un patrón preocupante.

María Elena Torresani, directora de la Especialización en Nutrición con orientación a Obesidad de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, en Tucumán, advierte: “Muchas veces se naturaliza que, para que haya festejo, tiene que haber productos altos en azúcares y grasas, como si fueran sinónimo de felicidad. Pero existen alternativas igual de atractivas, sabrosas y mucho más nutritivas”. Torresani también es integrante de Profeni, desde donde trabajan activamente para concientizar sobre el impacto de estas elecciones.

Sin compensación con actividad física y una dieta equilibrada, las calorías de los cumpleaños pueden convertirse en kilos de más y riesgo de obesidadNomad_Soul – Shutterstock

Un menú de cumpleaños puede incluir dos sándwiches de miga (250 kcal), una porción de torta (350 kcal), un muffin o cupcake (hasta 400 kcal), una taza de snacks tipo chizitos (120 kcal), cuatro galletitas dulces (160 kcal), caramelos y gomitas (300 kcal), una bebida azucarada o jugo industrializado (110 kcal) y algún otro bocado salado o postre adicional.

“Un niño entre 6 y 10 años necesita, en promedio, entre 1600 y 2200 calorías diarias, distribuidas a lo largo de varias comidas con alimentos variados. Pero en estos eventos, consume casi toda su cuota calórica del día concentrada en productos ultraprocesados, sin ningún tipo de control sobre las porciones ni sobre la calidad de lo que se ingiere”, explica Mariana Raspini, especialista en Nutrición Pediátrica de la Universidad de Buenos Aires.

Los expertos recomiendan buscar alternativas saludables e igual de atractivas para que coman los niños durante los cumpleaños antoniodiaz – Shutterstock

Además, los expertos señalan que el contexto de los cumpleaños propicia una alimentación desregulada. A diferencia de otros momentos del día, en los que los niños comen con supervisión adulta, durante las fiestas suelen servirse por sí solos, elegir sin orientación y repetir sin límites. “No hay intervención en la distribución de la comida. Todo está al alcance de la mano y la consigna es disfrutar, sin restricciones. Pero ese ‘todo vale’ tiene consecuencias si se repite unas 20 veces al año”, señala Raspini.

Los especialistas consultados agregan que las consecuencias no son solo físicas. La sobrealimentación sostenida —aunque sea episódica— genera cambios metabólicos: se altera la percepción de saciedad, se incrementa la preferencia por alimentos ricos en grasas y azúcares, y se refuerza un patrón de alimentación que puede mantenerse a lo largo del tiempo. A esto se suma un entorno que muchas veces refuerza la idea de que lo saludable es aburrido y lo ultraprocesado es la única opción atractiva para los chicos.

Los expertos recomiendan no consumir alimentos ultraprocesados y buscar alternativas saludables

Lejos de proponer una cruzada contra la torta de cumpleaños o la bolsita de golosinas, desde Profeni plantean un enfoque integrador. “La clave está en el equilibrio, la planificación y la creatividad. Un cumpleaños saludable no es menos divertido. Solo necesita alternativas que sean tan sabrosas como nutritivas, y accesibles para todos”, propone Romina Lambert, médica pediatra y especialista en nutrición del Hospital Italiano Regional del Sur de Bahía Blanca, e integrante del mismo equipo.

Entre las sugerencias para armar una mesa más amigable con la salud de los niños se encuentran las frutas frescas en brochettes, muffins caseros con avena y frutas, yogur con chips de chocolate y banana, pizzetas con tomate y huevo, palitos de zanahoria o pepino con dips de yogur o hummus, y hasta pochoclos hechos en casa sin manteca ni azúcar. En lugar de bebidas azucaradas, se pueden ofrecer licuados, aguas saborizadas naturalmente con frutas o jugos exprimidos. Y como recuerdo del festejo, se puede reemplazar la tradicional bolsita de golosinas por libros para colorear, stickers o algún pequeño juguete.

También se alienta a incorporar actividades físicas y juegos que impliquen movimiento como parte central del festejo. “El cumpleaños no tiene que girar solo en torno a la comida. Hay que recuperar la alegría de jugar, bailar, correr, y asociar esos momentos a la diversión. El cuerpo no es solo lo que comemos, también es lo que hacemos con él”, subraya Lambert.

“No se trata de prohibir, sino de ofrecer. Los chicos responden muy bien a las propuestas frescas y naturales, siempre que estén a su alcance. Pero tenemos que ponerlas sobre la mesa”, concluye Torresani.


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