Juan Román Riquelme, en su rol como presidente de Boca Juniors, resolvió en las últimas horas implementar una modificación profunda en la organización del fútbol profesional del club. Se trata de una determinación de peso que impacta de lleno en la estructura que venía funcionando desde su llegada a la dirigencia.
El ídolo boquense y actual mandamás de la institución azul y oro optó por desarmar por completo el Consejo de Fútbol, cuerpo que venía siendo integrado por tres exjugadores de la casa: Mauricio “Chicho” Serna, Raúl Cascini y Marcelo “Chelo” Delgado. De los tres, solo Delgado continuará vinculado al área futbolística, mientras que los otros dos serán desplazados a otras funciones dentro del club.
La medida, que se venía barajando puertas adentro desde hace algunas semanas, terminó de definirse tras la dura derrota frente a Huracán en la Bombonera, lo que funcionó como detonante. La performance del equipo y las formas de conducción dentro del vestuario venían siendo objeto de críticas internas y externas, lo que terminó por inclinar la balanza a favor de un giro organizativo.
Además del flojo presente futbolístico, se suman las reiteradas observaciones por parte de los hinchas, quienes desde hace tiempo vienen expresando su disconformidad tanto con las contrataciones realizadas como con las elecciones de cuerpos técnicos. La falta de una línea clara en la política deportiva generó un desgaste evidente que ahora se traduce en decisiones estructurales.
Este nuevo movimiento deja entrever que Riquelme busca un cambio de rumbo. La seguidilla de eliminaciones en competencias clave, sumadas a la pérdida de confianza por parte del público y de sectores de la comisión directiva, parecen haber llevado a un punto de no retorno. La etapa del Consejo de Fútbol quedó atrás y comienza una nueva etapa en la conducción de Boca.
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