Zahara se vuelca con los evacuados del incendio: «Al pueblo le ha dado igual si son vecinos o turistas, se han lanzado a ayudarles»

Las llamas cercaron este lunes Atlanterra y Los Alemanes, en el término municipal de Tarifa. Y en coche por la única carretera, andando por la orilla de la playa, los más de 2.000 desalojados abandonaron la zona camino a la localidad más cercana, Zahara de los Atunes. Un pueblo que, a la primera señal de alerta, reunió decenas de kilos de alimentos, habilitó la escuela y la iglesia y abrió de par en par las puertas de algunas de sus casas y hoteles a los evacuados. Literalmente.

«Cuando el fuego evolucionó y hubo que desalojar, desde el Ayuntamiento de Zahara publicamos un comunicado en Facebook: ‘Se ruega colaboración ciudadana’«, relata Antonio Conejo, delegado de este Consistorio. «Al poco tiempo de lanzar el mensaje, comenzaron a llegar al colegio Miguel de Cervantes muchos vecinos con carros repletos del supermercado y comerciantes con bolsas cargadas de agua y comida«, cuenta Conejo.

«Fue tal la respuesta, que hubo un momento en que tuvimos que decir que ya estábamos cubiertos de víveres«, asegura este edil del partido Gente de Zahara (GDZ). Hasta la propia delegación de Cruz Roja en Cádiz ha reconocido en un vídeo la reacción vecinal: «Queremos agradecer a todo el pueblo el esfuerzo, el apoyo y la ayuda que han ofrecido a las personas desplazadas por el incendio. Muchas gracias de nuevo y no cambiéis nunca, sois muy grandes».

Casas y hoteles abiertos

Inés González vio a un matrimonio de ancianos en el colegio y no lo dudó: «Los vi muy mal, así que llamé al Ayuntamiento de Zahara y ofrecí mi casa para acogerlos«. «En cuanto lo propuse, de inmediato la Cruz Roja se puso en contacto conmigo. Hasta vino la subdelegada del Gobierno para agradecérmelo, porque el hombre padece de diabetes y no sabían qué podían hacer con ellos«, narra esta zahareña.

Y allí, en una de las habitaciones de su casa han pasado la noche Pedro Méndez y María Antonia Martín, dos madrileños de 75 años que llevan décadas veraneando en Atlanterra. «Los pobres no han parado de darme las gracias. Ya solo con eso, con ver que pudieron descansar bien, es más que suficiente», asegura Inés González, que suelta con gracia: «No avisé ni a mi marido antes, vaya. Y si me llegan a mandar más gente, a más gente meto aquí».

El CEIP Miguel de Cervantes lleno de vecinos y evacuados por el incendio. / El Correo

«Es muy desagradable verte en situaciones así, pero hemos podido comprobar la generosidad y la simpatía que hay aquí», comenta el propio Pedro Méndez. «De hecho, pensando en que volveríamos pronto salí de casa sin la medicación, y hasta vino la dueña de la farmacia, Cristina, con insulina para que me la pusiera. Por personas como ella y como Inés y su marido solo tenemos palabras de agradecimiento hacia este pueblo», insiste Méndez.

La misma generosidad se encontró Ana Fernández y sus hijas, que tras caminar por la playa desde Atlanterra hasta la rotonda de Zahara, pudieron coger un taxi hasta Barbate. Allí encontraron un lugar donde quedarse, el hostal Seis Grifos, que este martes por la mañana no les ha cobrado la estancia. «Me entraron ganas de llorar cuando me dijo el dueño que no le pagáramos nada. Nos asustamos mucho, y la verdad que te pega un pellizco cuando ves gestos así«.

Una iglesia llena de camillas

Además del CEIP Miguel de Cervantes, en la noche del lunes se habilitó también la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. «Cuando llegó la noche, se hizo un censo y los de la Cruz Roja vieron que se quedaba corto el colegio, así que con la ayuda de los zahareños preparamos la iglesia en media hora para poner camillas y dejar espacio a unas 180 personas«, detalla Antonio Conejo desde el Ayuntamiento de Zahara.

La parroquia de Zahara de los Atunes se llenó de camillas para los evacuados. / CEDIDA

En estos dos lugares estuvieron Isabel Valencia y Pepa Rufino, que como tantas otras zahareñas participaron en las labores de acondicionamiento. «Repartimos los bocadillos, recogimos la basura acumulada en la escuela y hasta limpiamos los cuartos de baño antes y después», dice Isabel Valencia. «A primera hora de esta mañana nos fuimos para la parroquia para dejarla tal como estaba antes. Todos los vecinos y empresarios nos volcamos en ayudar a los evacuados«, afirma por su parte Pepa Rufino.

Las llamas que han arrasado una parte de la Sierra de la Plata dejaron también una columna interminable de desalojados con la mochila al hombro. Unos evacuados que al llegar a Zahara se encontraron con una colaboración masiva y desinteresada. Antonio Conejo lo resume a la perfección: «Al pueblo le dio igual si eran vecinos o turistas: todos se han lanzado a ayudar a los afectados».

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