Nunca se sufrió una situación por los incendios forestales como la que padece la provincia de Ourense estos días, sin que se adivine el final de una catástrofe que va agotando los calificativos. La Xunta de Galicia elevó este viernes a un mínimo 40.000 hectáreas la superficie devastada por los grandes incendios activos y descontrolados, cordilleras de decenas de kilómetros que rodean numerosas localidades, que se ciernen como monstruos y amenazan con encontrarse a base de devorar territorio y todo lo que encuentran a su paso.
Las incidencias por el fuego, de norte a sur y de este a oeste, son incontables y los daños, gigantescos. Desalojos de centenares de vecinos, confinamientos en las viviendas, mensajes de Protección Civil de alerta a la población, cortes de luz y del teléfono que se prolongan durante horas e incluso días, falta de agua, insuficiencia absoluta de medios de extinción para atender las múltiples alertas simultáneas —lo que conlleva, por lógica, que los vecinos salgan de sus casas a defender sus aldeas—, cierres completos y constantes cambios sobre el tráfico en la autovía A-52 y sin conexión ferroviaria Madrid-Galicia, en los días con más viajes del año.
«Esto no se puede controlar si no hay un cambio del tiempo y bajan las temperaturas. Apagas un foco y te llaman para otro. Miras el paisaje y se te hunde el alma»
Rafael Pérez
— Alcalde de A Mezquita
En el balance con decenas de miles de hectáreas arrasadas en Ourense hay que lamentar, además, destrozos ingentes en las propiedades, con casas, vehículos, alpendres y fincas arrasadas. El miedo a que ocurra algo peor está presente a cada minuto. El Macizo Central, golpeado por el incendio de mayor extensión desde que existen registros en Galicia, así como el valle de Monterrei y la comarca de Valdeorras son los lugares más afectados a la hora de escribir estas líneas, con una situación absolutamente al límite. O Ribeiro, con un frente entre Beade y Carballeda de Avia, se sumó el viernes tarde a la lista de temores, con por lo menos cuatro focos, «provocados», afirma el alcalde.
Un vecino colaborando con un efectivo de la UME. / BRAIS LORENZO / EFE
El balance oficial de los incendios activos en Ourense eleva a 16.000 hectáreas la superficie conjunta arrasada por un megaincendio en el Macizo Central, en Chandrexa de Queixa, Manzaneda y Vilariño de Conso, que no dista muchos kilómetros de otro de grandes dimensiones en Maceda, donde han ardido más de 2.500.
Entre Oímbra, Monterrei y Cualedro el fuego ha devastado al menos 10.000 hectáreas, de modo que este frente asciende también al listado de los más devastadores de Galicia desde que hay registros. Se adentra ya en Laza. Cerca, en el castigado sureste ourensano, las llamas arrasan otras 9.000 hectáreas, de momento, a lo largo de A Mezquita, A Gudiña y Viana do Bolo.
En la comarca de Valdeorras también hay máxima alerta. Según datos de esta tarde, han ardido casas, un punto limpio, una fábrica de componentes de automóviles y el monte en llamas rodea A Rúa, Vilamartín y Petín. El frente que comenzó el miércoles en Larouco se propaga sin control, con un balance de al menos 1.500 hectáreas, además de los daños en propiedades. Un geriátrico de A Rúa con más de un centenar de mayores fue desalojado.
El peligroso avance del fuego obligó a cortar por completo la autovía A-52. / BRAIS LORENZO
En la comarca de Valdeorras también hay máxima alerta. Según datos de esta tarde, han ardido casas, un punto limpio, una fábrica de componentes de automóviles y el monte en llamas rodea A Rúa, Vilamartín y Petín. El frente que comenzó el miércoles en Larouco se propaga sin control, con un balance de al menos 1.500 hectáreas, además de los daños en propiedades. Un geriátrico de A Rúa con más de un centenar de mayores fue desalojado.
El 112 activó el ES-Alert y, a primera hora de la tarde del 15 de agosto, se realizó un envío generalizado e inmediato de mensajes de alerta a los móviles para pedir a los ciudadanos de 30 municipios de Ourense que evitasen «cualquier desplazamiento innecesario» se quedasen en sus casas. «Si está en el exterior y no tiene donde confinarse, aléjese de los lugares afectados».
La Guardia Civil llegó a solicitar que no se circulase por ningún punto en la provincia de la N-525 y de la A-52, asediada por los incendios en puntos de A Gudiña, A Mezquita, Cualedro, Riós, Vilardevós, Verín y Monterrei. Los cortes afectaron a otras carreteras.
Vecinos al límite. / BRAIS LORENZO / EFE
Al menos 2.000 puntos de suministro sin luz, muchos desde hace más de un día
Numerosas aldeas amenazadas por las llamas urgen el envío de ayuda para frenar el fuego. La caída del suministro eléctrico, la pérdida de cobertura —para paliarlo, los radioaficionados ayudan a comunicar las situaciones de emergencia— y la escasez de agua complican aún más la tarea titánica de aplacar las llamas. Vecinos de todas las edades echan mano de lo que tienen en casa para minimizar como pueden el avance del fuego.
A los estragos del fuego y el humo se suman los daños en bienes y servicios esenciales. En la tarde de este viernes había unos 2.000 abonados sin suministro eléctrico en la provincia, según Naturgy, algunos llevan más de un día sin luz.
El alcalde de A Mezquita, Rafael Pérez, al volante de una motobomba, lamentaba, de camino de una emergencia a otra, que «esto no se puede controlar si no hay un cambio del tiempo y bajan las temperaturas. Apagas un foco y te llaman para otro. Miras el paisaje y se te hunde el alma».
Bomberos forestales con un helicóptero de extinción en la zona de Cualedro. / ROSA VEIGA / EP
En A Gudiña, el alcalde, Néstor Ogando, también es muy pesimista. «Cuando parece que está controlado vuelve a desbocarse. Es insufrible, jamás vi algo así. Se disparan lenguas de fuego por el norte y el sur y a una velocidad que no podemos controlar», expresa. Aquí, como en A Rúa, el fuego afectó al punto limpio. Los desalojos fueron constantes durante la jornada, más los que pueden haber ocurrido al cierre de esta edición impresa.
Por ejemplo, en Viana do Bolo fueron evacuados diez vecinos entre Caldesiños y Pradocabalos, alojados en la antigua escuela y un centro para mayores. Según el último parte consultado del 112, este viernes hubo confinamientos o desalojos en A Madanela (Monterrei), As Casas dos Montes (Oímbra), Rebordondo (Cualedro), Roblido (A Rúa) o Carballal (Petín).
Precaución y prudencia. Y toda la suerte y el mayor de los reconocimientos para los profesionales de la extinción y los vecinos que se juegan la vida luchando contra el fuego.