Luis Rodríguez Padial, presidente de los cardiólogos, sobre el tratamiento con betabloqueantes tras un infarto: «Nadie está tomando ningún veneno»

«El estudio está muy bien y aporta luz sobre un problema, pero ha planteado la duda de la utilidad de los fármacos. Y eso es lo que ha generado mucho revuelo». Lo dice el doctor Luis Rodríguez Padial, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), tras la expectación que ha generado un ensayo clínico internacional, coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en colaboración con el Instituto Mario Negri de Milán (Italia), que concluye que los betabloqueantes, fármacos usados desde hace décadas para tratar diversas patologías cardiacas, no aportan beneficio tras un infarto de miocardio no complicado.

El ensayo ‘REBOOT’ (Treatment with Beta-Blockers after Myocardial Infarction without Reduced Ejection Fraction), ha incluido a 8.505 pacientes en 109 hospitales de España e Italia, que fueron asignados aleatoriamente a recibir o no betabloqueantes tras el alta hospitalaria.

«El asunto está abierto. No hay por qué alarmar a nadie, nadie está tomando ningún veneno», señala el doctor Rodríguez Padial que, admite, tras la nueva investigación, sí puede replantearse la administración de este tipo de fármacos en determinados pacientes que hayan sufrido un infarto leve. En España se producen unos 70.000 casos de infarto al año. Hasta ahora, más del 80% de los pacientes eran dados de alta en el hospital con un tratamiento con betabloqueantes.

Otras patologías

El cardiólogo recuerda, además, que se trata de una familia de fármacos, que más allá de este tipo de episodios, tienen otras indicaciones. De hecho, explica la SEC, son una clase de medicamentos utilizados para tratar diversas patologías cardiacas como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, angina de pecho, arritmias o miocardiopatía hipertrófica.

Con datos del estudio, después de un infarto, la función contráctil del corazón puede deteriorarse de forma significativa (fracción de eyección del ventrículo izquierdo inferior -FEVI- al 40%), reducirse moderadamente (entre el 40% y el 50%) o mantenerse conservada (por encima del 50%). Actualmente, la mayoría de los pacientes (aproximadamente el 70%) sobreviven al infarto con la función cardíaca conservada; alrededor del 20 % presenta una función moderadamente reducida y un 10 %, una disfunción claramente marcada.

Las dudas

«Nosotros sabemos que, en los pacientes que han sufrido un infarto, cuando tienen lo que llamamos mala función ventricular, es que el corazón no se contrae bien. Eso lo medimos por un parámetro que se llama fracción de eyección. Cuando esa fracción es menos del 40 %, los betabloqueantes están indicados. Porque hay estudios que han demostrado beneficio. Y luego, cuando está por encima del 40, pues había ciertas dudas, que es lo que ha ido a aclarar este estudio. Lo que han observado es que por encima del 40%, no aportan ningún beneficio. E incluso se ha sugerido que, en algunos pacientes, como las mujeres, podría ser perjudicial», aclara el presidente de la SEC.

Lo «ideal», abunda el cardiólogo, es «hablar con el médico, sin prisa, que no todo el mundo vaya corriendo a ver qué pasa, y replantearle si debes seguir tomándolo»

«Y eso es lo que ha generado mucho revuelo. Pero lo que pasa es que, justo detrás de este estudio -que se dio a conocer en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés), celebrado este fin de semana en Madrid- se presentó otro de Dinamarca y Noruega, que no han encontrado eso», añade el cardiólogo en relación con los resultados. El ensayo ‘REBOOT’ se ha publicado simultáneamente en dos trabajos en las revistas ‘The New England Journal of Medicine’ y ‘The Lancet’.

Lo «ideal», abunda el cardiólogo, es «hablar con el médico, sin prisa, que no todo el mundo vaya corriendo a ver qué pasa, y replantearle si debes seguir tomándolo. A mí hay pacientes que me han preguntado: ‘¿Tengo que seguir tomándolo o tengo que dejarlo’?. A veces, se lanza una señal de alarma que genera más problemas que otra cosa. Evidentemente, hay pacientes que no se benefician del fármaco, pero no quiere decir que les sea perjudicial. Pero, claro, si no lo necesitan, se les puede quitar. Pero hay otros que deben seguir porque tienen una indicación y se ha demostrado que es beneficioso para ellos«, insiste.

Un grupo concreto

Este mismo martes, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) ha emitido un comunicado en el que se pronuncia en la misma línea. «Aunque se trata de un ensayo muy relevante, es importante contextualizar sus resultados, ya que se centra en un grupo concreto de pacientes: personas con infarto de miocardio no complicado, sin antecedentes de insuficiencia cardíaca y con una FEVI mayoritariamente preservada», indican.

«En base a toda la evidencia disponible, son los profesionales médicos de Atencion Primaria u Hospitalaria quienes deciden individualmente cómo actuar ante cada paciente, y las sociedades científicas realizan propuestas para actualizar las recomendaciones de las guías clínicas internacionales», añade la sociedad que, remata, «las conclusiones de un estudio en ningún caso implican la suspensión inmediata o indiscriminada de un tratamiento».

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