Los sitios contaminados con tóxicos eternos están más extendidos de lo esperado

Un tipo de sustancias conocidas como «contaminantes eternos» por su perdurabilidad en el ambiente han sido detectadas en sitios inesperados de Estados Unidos. Se han relacionado con enfermedades graves en humanos y animales y pueden generar una fuerte degradación ambiental.

Un estudio publicado recientemente en la revista Environmental Science & Technology describe un panorama inquietante: los llamados PFAS, que son un grupo de miles de compuestos sintéticos muy persistentes en el ambiente, conocidos como “químicos para siempre” o «tóxicos eternos», podrían estar contaminando muchos más lugares de Estados Unidos de los que las cifras oficiales muestran. La situación sería similar en otras partes del planeta.

Según la investigación liderada por el PFAS Project Lab de la Universidad Northeastern, además de los 2.200 sitios ya identificados en Estados Unidos existen decenas de miles de lugares que probablemente están contaminados pero no han sido evaluados sistemáticamente, de acuerdo a una nota de prensa.

¿Contaminación para siempre?

¿Qué son los PFAS y por qué importan? Estos compuestos se usan desde la fabricación de utensilios antiadherentes hasta espumas contra incendios y recubrimientos repelentes. Su característica principal es no degradarse con facilidad, pero además se acumulan en suelos, aguas subterráneas, cadenas alimentarias y cuerpos humanos. A partir de estas condiciones, se han relacionado con problemas de salud como cáncer, problemas en el hígado y alteraciones en el sistema inmunitario.

Los autores del estudio señalan que la información de contaminación es incompleta. La novedad del trabajo es su método: los investigadores combinaron bases de datos de detecciones confirmadas con modelos que identifican sitios probablemente ligados a emisiones de PFAS, como espacios degradados por residuos industriales, para ofrecer un mapa más completo de riesgo.

El resultado es contundente: cerca de 80.000 ubicaciones podrían albergar contaminación por PFAS, muchas vinculadas a aeropuertos, bases militares y actividades municipales de extinción de incendios, que usan espumas específicas y otros productos, así como a fábricas metalúrgicas y de electrónica.

Comunidades y agua en riesgo

Otro hallazgo relevante es que la gran mayoría de los pozos y sitios conocidos donde sí se han medido PFAS muestran concentraciones por encima de los niveles de referencia aceptados, lo que sugiere un riesgo real para comunidades cercanas y fuentes de agua potable.

Referencia

The Landscape of PFAS Contamination in the United States: Sources and Spatial Patterns. Kimberly K. Garrett et al. Environmental Science & Technology (2025). DOI:https://doi.org/10.1021/acs.est.4c14474

Para los autores, identificar las fuentes, y no solo los puntos donde aparece la contaminación, es esencial: “cerrar el grifo” de PFAS requiere regular y controlar la salida desde las industrias que los generan, además de mejorar el tratamiento de aguas residuales y lodos.

Dado que la ausencia de pruebas no equivale a ausencia de contaminación, muchas comunidades podrían estar expuestas sin saberlo. Además, la priorización de análisis y recursos debería dejar de centrarse únicamente en lugares ya estudiados, y ampliarse hacia los sitios que el estudio identifica como posibles focos.

Vale recordar además que aún no están del todo confirmadas las consecuencias para la salud humana de estos tóxicos, el tiempo de exposición necesario o el impacto a largo plazo en los organismos y el ambiente.

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