Sébastien Lecornu busca devolver a Francia la estabilidad mientras la oposición mantiene sus amenazas de censura

Se cumplen dos semanas desde que Francia se quedó nuevamente sin Gobierno. El presidente Emmanuel Macron no tardó más de 48 horas en nombrar a un nuevo Primer Ministro, Sébastien Lecornu, que llegaba al Palacio de Matignon con una clara misión: negociar con las diferentes fuerzas políticas para sacar al país de la inestabilidad y de la creciente crisis económica.  

Desde entonces, Lecornu se ha reunido y ha escuchado, pero poco ha contado sobre su hoja de ruta. Aún le falta una semana por delante de conversaciones pero su ecuación política es más que complicada. Del lado de la izquierda, la censura la tiene casi garantizada, y por la derecha, la cosa no parece mejorar. 

 La Francia Insumisa ya ha mostrado su rechazo a sentarse en una mesa de negociación con un jefe del Ejecutivo macronista. El objetivo del partido no solo es presentar un proceso de destitución contra Macron este 23 de septiembre, sino también censurar a su nuevo Gobierno.  

Lecornu tampoco parece generar simpatías entre los socialistas, quienes dejaron claro este fin de semana que su posición, «por el momento», se inclina hacía la censura, tal y como reconoció el propio secretario general del partido, Olivier Faure, durante una entrevista para BFM TV. Una distancia que dificulta el objetivo del primer ministro de encontrar apoyos en una Asamblea Nacional fracturada para aprobar esos presupuestos que tanto necesita Francia. 

«Si realmente rompemos con la política que se ha seguido durante ocho años, lo aplaudiré. Sin embargo, por el momento no ha dicho nada, así que lo censuro», declaró Faure, refiriéndose a las declaraciones de Lecornu, en las que expresó su voluntad de romper con ciertas políticas llevadas a cabo hasta el momento. 

La extrema derecha de Marine Le Pen, que hasta ahora se mostraba reticente a censurar por «responsabilidad política», parece que también va rompiendo filas. «La posibilidad de que Sébastien Lecornu no sea censurado casi no existe», afirmó este lunes el diputado de Reagrupación Nacional, Jean-Philippe Tanguy, quien volvió a insistir en la necesidad de que Macron disuelva el Parlamento, como única opción «dada la gravedad de la situación». 

Lecornu no lleva ni un mes en el cargo, pero parece que asumiócon una fecha de caducidad escrita en su contrato, como ya le pasó a Michel Barnier, quien entró el 5 de septiembre de 2024 y cayó en diciembre intentando aprobar unos impopulares presupuestos.  

Días de consultas

A pesar de llevar la fecha de salida escrita en la frente, Lecornu no desiste. Este lunes se reunió con representantes del sindicato Fuerza Obrera (CGT-FO), quienes se habían negado a participar en las consultas en Matignon antes de la movilización del 18 de septiembre, y el miércoles lo hará con los representantes de la intersindical.

«Si se mantiene firme en su postura, rompiendo con las políticas que el presidente de la República ha seguido durante varios años, entonces veremos. (…) Soy optimista», declaró Frédéric Souillot, secretario general de FO, a BFMTV. 

Entre medio, este martes, el jefe de Gobierno recibirá en Matignon a los líderes de los partidos de centroderecha. Una semana, en la que se espera que presente un proyecto concreto sobre el presupuesto, dejando en una segunda posición la composición del Ejecutivo. Mientras tanto, Lecornu va ganando puntos en las encuestas, el 42% de los franceses se muestran satisfechos con sus primeros días en el cargo, 4 puntos más que cuando fue nombrado primer ministro.

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