El último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) ha encendido una luz de alerta en Argentina, revelando cifras históricas en los casos de sífilis. La tendencia ascendente es preocupante: se reportaron 36.917 contagios en 2024 y 36.702 en las primeras 44 semanas de 2025, lo que representa un incremento del 38,5% respecto a 2022.
La mayor carga de la enfermedad recae sobre la población joven. El 76% de las notificaciones de 2025 se concentraron en personas de 15 a 39 años. La franja con la tasa de contagio más alta es la de 20 a 24 años (228,2 casos por cada 100.000 habitantes). Le sigue el grupo de 25 a 29 años.
Es notable que en estos segmentos, las mujeres presentan tasas de contagio significativamente superiores a las de los varones.
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por una bacteria llamada Treponema pallidum (una espiroqueta) y las vías de contagio principales son el contacto sexual sin protección (vaginal, anal u oral), sangre contaminada o transmisión de madre a hijo durante el embarazo (sífilis congénita).
Si la sífilis no se detecta ni se trata a tiempo, evoluciona a través de distintas fases:
Sífilis Primaria
Aparición: Aproximadamente 20 días después del contacto.
Síntoma: El chancro, una llaga o lesión indolora que aparece en el sitio de la infección (genitales, boca). Esta lesión suele pasar desapercibida, y si no se consulta, la enfermedad progresa.
Sífilis Secundaria
Aparición: El exantema se presenta si la etapa primaria no fue tratada.
Síntoma: Manchas o erupciones en la piel (exantema). Son descritas como «manchitas de rosa pálido» que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.
Sífilis Terciaria
Aparición: Entre 5 y 6 años después de la infección inicial, si sigue sin tratarse.
Consecuencias: La infección evoluciona a formas graves que pueden afectar órganos vitales, como el sistema nervioso o el corazón.
